‘Cantando bajo la lluvia’ y la educación a través del cine

El otro día vi ‘Cantando bajo la lluvia’ (‘Singin’ in the Rain’, 1952) dirigida por Stanley Donen y Gene Kelly. No es ninguna novedad; la he visto miles de veces y, al menos, una vez al año me gusta revisitarla. La novedad era que la veía por primera vez en pantalla grande y en el formato en el que fue concebida para ser vista gracias a un ciclo llamado ‘Ecoutez-voir!’ (‘Escuchar-Ver!’) que organiza la Cinématheque Française destinada al público más joven. Una de las cientos de actividades vinculadas al cine destinadas a los más pequeños y que organiza una gran institución francesa para involucrar y educar a los más pequeños en el arte cinematográfico a través del mismo.

Una sala de 300 butacas llena de niños de todas las edades (el más pequeño debería rondar los 4 años), que estaban a punto de descubrir (y en versión original subtitulada), no sólo una de las obras maestras de la Historia del Cine con sus fantásticos actores, canciones y coreografías, sino también cómo nació el cine sonoro, cómo es un rodaje por dentro, el doblaje, lo que supone ser una estrella de cine… Una forma de hacer cine que ya no existe y que descubrirán en tecnicolor y a través de números musicales impresionantes y momentos divertidos que forman parte de la historia del cine.

El cine no es mero entretenimiento y es algo que en Francia saben muy bien. Conocen su poder y lo utilizan como la buena herramienta didáctica que puede llegar a ser. A través del cine se aprende historia, se conocen otras culturas y formas de vida y, sobre todo, se aprende sobre el ser humano, su comportamiento y las relaciones humanas. Así, me he encontrado en proyecciones de películas como ‘Sans toit ni loi’ (Agnès Varda, 1985), sobre una adolescente vagabunda, rodeada de alumnos de instituto que aprovecharon la presencia de la directora para preguntarle todo tipo de interesantes preguntas sobre la cinta.

 

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Y es que no nos extraña sabiendo cómo funciona el sistema educativo en Francia. El Ministerio de Educación francés promueve la educación artística y cultural durante toda la educación primaria y secundaria a través de enseñanza obligatoria y actividades extraescolares que harán al alumno formarse artística y culturalmente. Desarrollan, así, unos conocimientos que les permiten analizar obras audiovisuales, musicales, literarias o pictóricas. Y, sobre todo, desarrollan amor y respeto por el arte en todas sus formas.

Aún así, conociendo esto, no puedo dejar de sorprenderme y envidiar desde la postura de una exiliada en cuyo país la cultura cada vez importa menos (si es que alguna vez importó) cómo hay ocasiones en las que me quedó sin entrar a una película porque se vendieron todas las entradas. O cómo los padres llevan a sus hijos al cine, al teatro, a los museos (y no especialmente a ver cosas para niños) y después discuten con ellos sobre lo que han visto.

Y, por encima de todo, no podré olvidar los ojos como platos de esa niña sentada detrás de mí durante la proyección de ‘Cantando bajo la lluvia’ y que, seguramente, será la primera de las cientos de veces que verá la película a lo largo de su vida.

Lucía Ros Serra

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