El cine infantil y la evolución en sus temas

El cine de animación es, quizá, una de las esferas del mundo cinematográfico que mejor se conserva. Este tipo de cine sigue haciendo su magia y continua dándonos películas tan asombrosas como la última maravilla de Pixar, Del revés (2016) de Pete Docter. La ternura, las ganas de soñar despiertos o la música en perfecta sintonía siguen siendo las señas de identidad de todas estas producciones, pero he ido observando a lo largo de los últimos años una evolución en cuanto a los temas que se tratan.

Las últimas producciones de animación ya no nos cuentan historias de princesas atrapadas en castillos cuyo sueño más profundo es ser rescatadas por un príncipe; ahora tenemos varios ejemplos de princesas que ante situaciones de este tipo responden con la insubordinación y el sentido común. Mérida, la protagonista de Brave (2012) se rebela contra sus padres cuando estos deciden casarla en contra de su voluntad, y Elsa, la hermana mayor del dúo protagonista en Frozen (2013) le prohíbe a Anna casarse con el príncipe Hans porque tan solo han pasado unas horas desde que lo conoció. Esta es sólo una pequeña muestra de cómo se está evolucionando en el tratamiento de ciertos temas, como puede ser el tópico del “amor verdadero”. Es importante saber que el amor verdadero requiere tiempo, requiere trabajo y, precisamente por eso, en estas películas se reivindica el amor filiar o paternal como el auténtico amor verdadero.

 

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Frozen

 

Y es que los cineastas que se dedican a la animación están incorporando no sólo una forma diferente de contar las cosas que ya nos contaban antes, sino que también están introduciendo nuevos valores. Se han dado cuenta de que, mientras la historia se cuente bien, podemos decirles a los niños cualquier cosa, ya que los prejuicios los tenemos los adultos. La mirada con la que los pequeños se enfrentan al mundo está totalmente libre de los temores que tanto preocupan a los padres.

No voy a negar que las películas de animación llevan desde el principio enseñando a los niños cómo enfrentarse a situaciones dolorosas de la vida, pero durante la última década se ha ido incluso más allá y los temas que se consideran importantes han ido evolucionando. En Del Revés he encontrado el ejemplo perfecto para las ideas que comento.

 

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Del revés

 

Para todo aquel que no la haya visto, la cinta narra la historia de la pequeña Riley contada por las emociones principales de su cabeza, Alegría, Tristeza, AscoMiedo e Ira, que ayudan a la protagonista en su paso de la niñez hasta los primeros escalones de la madurez. En un determinado momento, Alegría y Tristeza se pierden en la cabeza de Riley y necesitan volver cuanto antes; en su camino de regreso se encuentran con Bing Bong, un amigo invisible con en el que la niña solía jugar cuando era más pequeña. Bing Bong, que es un elefante rosa, les ayuda a volver hasta la central; si bien, la salida de Tristeza y Alegría del núcleo central ha provocado una gran inestabilidad en Riley, lo que hace que se vayan destruyendo varias secciones dentro de su cabeza. Es justo en uno de esos momentos cuando Alegría y Bing Bong caen en lo que se conoce en la película como “El Vertedero”, el lugar donde los recuerdos se olvidan para siempre. Intentan salir de allí en el cohete del elefante rosa pero algo les impide llegar siempre hasta arriba. Bing Bong se da cuenta de cuál es el problema: tiene que bajarse del cohete, porque ya le toca ser olvidado. Ese momento es la mejor descripción de la irrupción de la madurez en la vida de los niños que se ha hecho hasta ahora en una película de animación y la forma en que se cuenta es sencillamente preciosa.

Por lo tanto, me alegra observar que temas mucho más cercanos han ganando terreno en este tipo de cine por encima de los castillos acechados por dragones. Es muy sano ver cómo en nuestra sociedad se trata a lo niños como personas que sienten las mismas cosas que los mayores y que, precisamente por eso, merecen una explicación de iguales proporciones.

 

El cine de animación.

Up

 

Mamen García García
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