El mangaka y la técnica manga

Durante nuestra infancia y juventud hemos mantenido un fiel contacto con un cómic japonés llamado manga, hemos observado detenidamente sus viñetas y éstas nos han aportado a nivel técnico y personal ideas que han vertido con inteligencia sus creadores.

La historia del manga demuestra que, a lo largo de todos sus períodos pasados hasta alcanzar la era moderna de Tezuka Osamu, ha habido no sólo una evolución de este arte japonés tan importante en la sociedad del momento, sino también un despliegue expresivo masivo y multigénero que en la actualidad afinca en nuestras librerías con su distintivo. Seguro que nuestro interés nos ha llevado a cuestionarnos verdaderamente, ¿cómo es el trabajo de un mangaka? ¿Qué preocupaciones manifiestan estos creadores? ¿Cuál es el proceso técnico que sigue un manga?

En este artículo nos centraremos en describir la figura del mangaka y su labor para con el manga. Para ello, debemos mencionar un par de antecedentes técnicos, el shodo y la estampa ukiyo-e. El shodo viene a significar El camino de la escritura, es el arte de escribir con fude (pincel hecho de bambú y crin) y sumi (tinta china) sobre hanshi (papel especial tipo pergamino). Las primeras manifestaciones relacionadas con el manga surgen a mediados del siglo XII con un pergamino llamado Choju jinbutsu giga (Pájaros y animales jugando a ser humanos), donde pueden apreciarse los trazos a pincel con tinta china sobre pergamino. En Japón, el shodo no sólo se emplea para aprender el idioma a una edad temprana, sino que también forma parte del arte, y por tanto se aplica esa sabiduría lograda a través del método para adquirir destreza en el trazo. El manga tiene que ver con ello porque significa trazos o dibujos caprichosos o aleatorios, y fue acuñado por Hokusai Katsushika durante el siglo XVIII con su obra Hokusai Manga de 1815. Y también participaban los textos, que en un principio se añadían en vertical junto a la ilustración. En 1840, el maestro Hiroshige Ichiryûsai/Utagawa realiza la serie Sokkyô kageboshi zukushi (siluetas improvisadas), y posteriormente, a finales del siglo XIX, se introducía la escritura en globos de diálogo. Podemos intuir que Hokusai fue el primer mangaka de aquella subcultura feudal del período Edo.

Tanto Hokusai como Hiroshige emplearon la estampa ukiyo-e y con ello la reproducción en masa; millares de estampas que fueron conocidas e influyentes para artistas europeos como Vincent Van Gogh y Claude Monet durante el siglo XIX. Se realizaban cierto número de copias dependiendo de la fama del artista y las planchas originales se destruían para asegurar al cliente que obtendría una obra única y original. La xilografía ukiyo-e se remonta a unos pintores urbanos, machi eshi, carentes de prestigio académico y que ponían al servicio de los habitantes su buen hacer por encargo. Con el tiempo se desarrolló la estampación sobre madera y revolucionó las editoriales. Las planchas las tallaban los horishi y las estampaban los surishi. El editor se encargaba de dirigir, organizar y comercializar. En un principio se elaboraban en blanco y negro. Dependiendo de la demanda del cliente, se coloreaba posteriormente a mano con tintas vegetales, aunque pronto aparecieron a todo color y con ello una técnica aún más compleja, llegando a emplear hasta doce planchas de color. Hiroshige amaba el bokashi (sombreado) y fue una de sus características excepcionales que dotaban de gran sensibilidad y profundidad al paisaje; de este modo, ambos autores demostraron que el paisaje desolado dejaba de ser un mero elemento de fondo para convertirse en la obra en sí. Con aquellos encuadres subjetivos que partían de lleno algunos elementos visibles, Hiroshige nos presentaba un enfoque empleado en la cinematografía y manga moderno. De este modo, podemos deducir que existía una distribución del trabajo que partía desde un primer boceto que el artista realizaba en tinta sobre un papel transparente. El papel humedecido se imprimía manualmente con un baren (rascador) y el encanto de las vetas de madera se trasladaba a la estampa.

 

Bokashi - Lluvia nocturna en Karasaki de la serie Ômi hakkei no uchi (ocho vistas de la provincia de Ômi) 1834 - lunaenelsur.blogspot.com (c)

Bokashi – Lluvia nocturna en Karasaki de la serie Ômi hakkei no uchi (ocho vistas de la provincia de Ômi) 1834 – lunaenelsur.blogspot.com ©

 

Con la Era Meiji en 1869, a principios del siglo XX el mangaka colabora con periódicos que ofrecían una única viñeta de género satírico y crítica político-social en blanco y negro con texto vertical, y en 1923 aparecieron los marcos múltiples y globos de diálogo a todo color. En 1931 se trabaja en formato revista con tendencia de serie de larga duración, más faena para el mangaka.

 

Tras la Segunda Guerra Mundial

En 1947, Tezuka Osamu recupera el manga y le da más fuerza expresiva con ese efecto cinematógrafico que emplea en sus obras. A partir de ahí llega la era del mangaka y el manga moderno, y la organización y la técnica varían en función de los avances tecnológicos. En esta época, el mangaka se preocupará de dar dramatismo con el fin de aumentar el realismo en las ilustraciones y creará dos géneros, los shonen (para chicos) y los shojo (para chicas). De estas dos especialidades se crearán otros subgéneros hasta encontrarnos creadores que reinventan y fusionan especialidades en búsqueda de innovaciones y ruptura de paradigmas. Con el formato editorial también habrá variedad. Los más populares son los mangazasshi (revistas semanales de 500 pág.), tankobon (recopilatorio de serie de 200 pág.) y bunkobon (edición de bolsillo).

Antes de trabajar en un estudio bien organizado, la figura del mangaka gira en torno a una persona que no ha recibido formación académica directamente del manga; podría ser un estudiante de medicina cuyos padres compraban revistas, como era el caso de Tezuka. Sería conveniente concienciarnos de que el manga es para los japoneses —aunque lo llevemos a un terreno más cercano al nuestro y lo traduzcamos como cómic japonés— un medio de expresión que no se queda en la superficie de una técnica, sino que se sumerge en los pensamientos y sentimientos personales del creador que añade también cierta fantasía.

 

Estudio de un mangaka - cuvix.blogspot.com ©

Estudio de un mangaka – cuvix.blogspot.com ©

 

Los mangakas más conocidos, como Toriyama Akira, empezaron enviando sus trabajos a mangazasshis semanales donde se publicaban las historietas seleccionadas, se abría una encuesta popular donde los lectores votaban y, dependiendo de ello, el editor le pedía al artista más material. Si el artista tenía mucho éxito, recopilaban el total de historietas (20-30 pág. cada una) en tankoban, o bunkoban si era éxito pasajero. Las editoriales son leales a la opinión pública, y todo manga pasa previamente por un estresante mangazasshi.

Tras el éxito cosechado, el mangaka comienza a trabajar en un estudio con varios ayudantes. Un ejemplo muy popular sería el grupo CLAMP formado por cuatro chicas. Cada miembro se encarga de una labor concreta. Los ayudantes cubren ciertas tareas y suelen quedar en el anonimato, trabajan como aprendices del manga. Ser aprendiz de un sensei del arte manga puede abrirte puertas en las editoriales, sobre todo si te encuentras trabajando en un estudio con un mangaka que continuamente mantiene contacto con su editor. La escuela de manga más famosa del mundo es la de Kazuo Koike, aunque ya desde el año 2000 se estableció la primera Facultad de Manga en la Universidad de Kyoto Seika.

Antes de esbozar cualquier viñeta, artista y ayudantes reúnen documentación de referencia. Muchas veces incluyen zonas extranjeras y toman como referentes fotos y guías de viaje. Una vez obtienen datos referentes para la historieta se ponen manos a la obra. Dependiendo del grupo de trabajo, el mangaka realizará una o varias tareas. El primer paso es el shita-gaki (esbozo), en un formato de papel B4 (257 x 364 mm). Se emplea lápiz-portaminas y goma. Los borujos se apartan con un plumero. Seguidamente se utiliza el pen ire (pluma); esta fase es fundamental y el dinamismo depende mucho de ello. Hay varios tipos de plumas, las más usadas son la pluma G para líneas gruesas y la maru (redonda) para las más finas. Los recuadros y curvas difíciles se hacen con reglas. A menudo la tinta produce errores y entonces, con el shusei (correcciones), pueden remediarse. El howaito (líquido corrector) es de color blanco y se aplica a pincel. Otro de los usos del howaito son los brillos del cabello oscuro y pliegues de ropa negra. Después se aplica un beta nuri (ennegrecido) con rotuladores de pincel y mucha precisión. El contenido quedará en blanco y negro, pero hay que añadir más detalles que se logran con un buen bokashi, muy empleado en los antepasados ukiyo-e de Hiroshige, pero en el manga moderno se emplearán tramas, unas hojas impresas con todo tipo de patrones. Se aplica justo al espacio donde quedará la sombra gris, se frota con una pluma seca la zona concreta y se difumina raspando el filo de los límites con una cuchilla para lograr más naturalidad a la trama transferida. De esta manera se pueden conseguir fantásticas sombras proyectadas, estampados en prendas de ropa y fondos, ofreciendo un amplio abanico de texturas y tonos grises. Las tramas son un gran avance en producción, pero, aún así, se tardan varias horas en terminar un sólo B4. Trabajar en equipo puede resultar una gran ventaja en la producción de un manga, y eso lo sabe muy bien un mangaka experimentado.

 

proceso de un manga - lateliercanson.es© tvhandlan © manga-ink.blog.fr ©

Proceso de un manga – lateliercanson.es© tvhandlan © manga-ink.blog.fr ©

 

Al anunciar la obra, puede apreciarse que a veces el argumento está escrito e ilustrado por la misma persona o por dos, siendo dos categorías el guión y la ilustración.

Para un mangaka, la viñeta es una ventana abierta que comunica sentimientos y emociones que quedan en abstracto con el uso de palabras, y por esa razón, a menudo, si no atendemos a esta premisa, será inútil entender su orden de viñetas y su lectura. En la práctica, si leemos un manga japonés sin internacionalizar, observamos que la portada se encuentra en la trasera. Los globos de diálogo se leen de derecha a izquierda y de arriba abajo, y por consiguiente se establece así un orden para las viñetas. Con sólo saber esto, un lector occidental podría incluso saber el argumento sin saber japonés.

Otros aspectos a tener en cuenta en un manga son las expresiones faciales, los efectos, los globos de diálogo y la imitación del sonido. Las viñetas tienen distintos tamaños para marcar ritmos, el mangaka espera del lector una pausa mayor con las viñetas más grandes. Las expresiones faciales sirven para empatizar y nos sitúan en el personaje, los símbolos más utilizados son las gotas de sudor (irritación), tramas en un rostro pálido (sobresalto) y venas en X (ira). Los efectos producidos pueden ser bastantes ya que las estructuras lineales ofrecen gran variedad de movimientos. Las líneas se ejecutan a pluma, regla o con hoja de trama. Por otra parte, los globos de diálogo se encargan de mostrar aquello que dice el personaje y también se reflejan sus sentimientos dependiendo del contorno del globo. Unas líneas irregulares muestran disgusto, en zigzag gritos, los globos pequeños que pululan perdidos por el aire indican pensamientos y los de líneas rectas son las voces emitidas a través de aparatos como un teléfono o una radio. En último caso tenemos el sonido que se expresa por escrito, un manga se encontraría vacío sin estas vibrantes onomatopeyas; estos recursos ponen de relieve el efecto que puede percibirse desde el papel. El japonés está nutrido de vocablos que imitan sonidos y se emplean para que el manga adquiera un mayor dinamismo. Estas onomatopeyas son capaces de crear un impacto visual con mucho cuerpo y se amplifica el poder de la imagen. Se dice que son estimulantes para el lector mientras sigue la historia.

A menudo también se realizan exposiciones de manga. El mangaka selecciona previamente la historieta que quiere instalar en cuadros y los dispone con un recorrido por el espacio de tal modo que el lector va desplazándose siguiendo el hilo del argumento hasta completar su circuito. Con este medio se alcanza una propuesta que busca lo tridimensional. Gracias a este tipo de innovaciones, el arte se extrapola al manga y el manga al arte, justo cuando existen en el presente tanto mangakas como artistas plásticos que interaccionan con técnicas tradicionales como pintura, fotografía y gráficas en general.

Dependiendo del mangaka, nos podemos encontrar cambios de mirada alucinantes, historias de gran fantasía, historias con marco atemporal, simplicidad y un fuerte realismo acentuado por un drama. Pero, a diferencia del cómic occidental americano, aparte de los aspectos que se han tratado, el manga está coligado a la vida del artista; si éste se retira o fallece, la mayoría de los mangas desaparecen, y, por consiguiente, se desvela el destino y significado personal de la profesión del mangaka, que pese a tiempos posteriores sigue estando arraigado a la tradición japonesa, en el arte, y adquiere y propaga valores culturales de los tiempos feudales de Edo.

 

Arthur Adrover
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