El rincón del arte en Cuenca

Siempre que tenemos la oportunidad de caminar por las calles de cualquier lugar del mundo conocido por el ser humano, dejamos pasar por alto ciertos detalles que están allí para contarnos una historia, representando algo. ¿Se nos olvida que alguien más pasó por ese lugar y construyó memoria? ¿Somos nosotros quienes dejamos que se pierda el significado de las personas y de sus acciones al existir? Es por ello que deberíamos ser nosotros quienes reflexionemos como transeúntes, repensemos nuestro papel y, por qué no, el papel del arte en la construcción del espacio.

La mayoría de ciudades españolas que tienen fama mundial o son destinos turísticos por defecto parecen tener un lado mágico que todo el mundo quiere explorar, conocer. Cuenca no es uno de estos casos. Cuenca es una ciudad pequeña ubicada en punto geográfico estratégicamente perdido para la vista del turista, una razón más para que resulte tan especial al conocerla. Esta ciudad tiene la particularidad de estar mágicamente inexplorada y no es para nada homogénea, pues cada rinconcito comparte una historia, pero una diferente. Justo en uno de los rincones de la ciudad, en las laderas del Cerro de la Majestad y con su origen datado en la Edad Media, se encuentra ubicado el barrio San Antón.

El barrio de San Antón era conocido por ser el lugar donde se encontraban situados los alfares de la ciudad durante el siglo XV. Además, fue y es la cuna del artista alfarero Pedro Mercedes, quien mereció ser mencionado por nadie más que Pablo Picasso en una de sus frases: “un mismo duende nos ha rozado a mí y al alfarero de Cuenca». Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, el descuido del barrio y su caída en la marginalidad durante los años 70 y 80 —e incluso la planeación, durante una época del siglo XX, de su desaparición—, el barrio de San Antón es ahora referente de arte y cultura.

José Puchaes, quien se cataloga como un artista interdisciplinar independiente, es un artista de Alicante que estudió en Valencia y ahora vive en Cuenca. Fue secretario del colectivo vecinal del barrio y uno de los que ayudaron a sacar adelante el proyecto del Plan Urban, un proyecto europeo de regeneración urbana cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), que fue otorgado a San Antón durante el año 2007. Se trataba de un proyecto multifocal que serviría para reconstruir barrio, crear tejido social, empresarial y armonizar la convivencia entre vecinos.

 

jose puchaes taller

José Puchaes en su taller artístico.
Fotografía: Federico Gutiérrez García

 

José no es de Cuenca, ni vive en el barrio de San Antón, pero conoció la ciudad por invitación de un amigo durante el verano de 1999 y, desde ese momento, poco a poco, afianzó el vínculo que lo ata a esta mágica ciudad. Por cosas del destino, José decidió que San Antón era el lugar perfecto para estar, simbolizaba la unión de varios lugares por donde estuvo alrededor del mundo y decidió por ello invertir allí la herencia que le dejó su padre, comprando un conjunto de casas que a lo largo de diez años ha ido reconstruyendo, repensando. Al momento de su llegada al barrio era un sitio de toxicómanos, traficantes y mala reputación. “Tal vez aún lo siga siendo, pero ya más comedidamente”, dice José. “Cuando metes a un artista en un contexto social, parece que llama a otros artistas y esto parece ser el germen de un cambio”. Estas casas, situadas en la parte superior del barrio, eran utilizadas por los yonkis como refugio para consumir sustancias y fue sólo después de repetidas ocasiones y de observar a este artista trabajar por el cambio de las que ahora eran su patrimonio, que se ganó el respeto de sus vecinos y se hizo un nombre dentro de la comunidad.

Esta necesidad de cambio fue lo que impulsó a este artista alicantino a ver aquí lo que otros no ven, hacer lo que otros no se atreven. “La ciudad se crea cuando tú paseas por ella. Si tú no la has visto, si tú no la has transitado, la ciudad existe en un mapa, una referencia turística, pero creas ciudad cuando derivas por ella, cuando la construyes caminando y descubriéndola. San Antón no se descubre hasta que no caminas y te das cuenta de su dimensión y de sus sitios”. Sus casas resultan ser su máxima obra de arte, logrando transformar el espacio y creando un ambiente dentro del barrio. Hoy por hoy, aunque las tres casas forman parte de una comunidad conjunta, dos de ellas funcionan como residencia para estudiantes universitarios, y la tercera es un taller de arte habitable, el cual José pretende terminar de adecuar para convertirlo así en una residencia de paso para artistas.

 

mariposa piedra

Mariposas nocturnas en piedra. Se sitúan en los que alguna vez fueron hogar de mujeres marginadas del barrio de San Antón.
Artista: José Puchaes
Fotografía: Nicole Paola Rojas

 

Además de José Puchaes, el papel del arte dentro del barrio se ha visto incluido naturalmente durante el proceso de revitalización del espacio. Existe un grupo artístico llamado LAMOSA, colectivo de arte centrado y dedicado a la promoción, difusión y gestión del arte emergente. Este grupo de artistas generó un proyecto en el cual se pretende que exista una residencia para artistas que vengan de fuera de la ciudad, donde puedan quedarse para convivir y desarrollar sus obras.

Ejemplos de barrios considerados marginales y transformados a partir del arte se pueden encontrar en otras ciudades europeas como París e incluso en ciudades latinoamericanas como Bogotá, Colombia. En el caso de París, es el barrio de Montmartre, que, debido a la existencia de burdeles y cabarets durante finales del siglo XIX, obtuvo mala fama, pero esto no resultó ser más que un motivo atrayente para artistas como Monet, Dalí, Picasso, Van Gogh, Renoir y muchos más, quienes se mudaron allí fascinados por el ambiente y ayudaron a convertirlo en el lugar que es hoy en día.

En el caso de Bogotá, el barrio de La Candelaria se encuentra ubicado en el centro histórico de la ciudad y aún conserva muchas de las edificaciones consideradas como bienes de patrimonio histórico y cultural. En él se concentra la mayor actividad cultural de Bogotá al contar con más de 400 instituciones o grupos artísticos, museos, teatros y centros de investigación o formación.

 

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Murales en el barrio de San Antón, parte de la propuesta Zarajo Deluxe.
Fotografía: Federico Gutiérrez García

 

En conclusión, el camino para convertir a San Antón en un barrio artístico y cultural ya está iniciado, por lo que, ahora, terminar de convertirlo en “La Candelaria o El Montmartre de Cuenca” está en manos de los habitantes, el arte y los artistas que allí conviven. Iniciativas como “Zarajo Deluxe, mediante su United Colors of San Anton, mediante la cual se adornaron con graffitis y pinturas varias paredes del barrio, dando así un toque de juventud, amor y arte, hicieron mucho más que darle color y vida a los muros: aportaron su grano de arena para construir más calle, más arte y más vida.

Nicole Rojas

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