Lauramar

Laura Martín, más conocida en el terreno artístico como Lauramar, nace en Málaga en 1981, aunque con pocos años se trasladó a Madrid, ciudad en la que reside actualmente. Reconoce que desde muy pequeña el arte se convirtió en su refugio. Descubrió, sin saberlo en ese momento, que el arte tiene el poder de activar alguna zona del cerebro que está íntimamente conectada con las emociones, siendo capaz de sedar el dolor y transformarlo en manifestación creativa. Aprendió a caminar, a pensar, a hablar y a expresarse artísticamente como parte de un proceso completamente natural, y, aunque no recuerda en que despertó en ella ese interés, sabe que siempre ha formado parte de ella.

Desde muy pequeña realizaba manifestaciones artísticas por instinto. Fueron ese instinto y esas ganas de crecer artísticamente los que le condujeron a estudiar Bellas Artes y a adentrarse, tiempo después, en estudios de arteterapia con el fin de buscar un equilibrio entre ambos campos. Ahora está cerca de defender su tesis doctoral en la facultad de Bellas Artes de la UCM, en un proceso que refleja el deseo de adentrarse en una aplicación del arte, escapando del mero estudio teórico, y que se apoya en ésta como factor curativo, girando en torno a los beneficios que aporta el arte a personas afectadas por trastornos del lenguaje.

 

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El hablar surge de un proceso de orientación en el espacio y los movimientos exteriores del cuerpo se transforman en los movimientos internos del lenguaje. Todo el cuerpo, todo el Sistema Neurológico Central, toma parte en el proceso de la palabra. Sabe que el arte es capaz de activar distintas neuronas implicadas en el lenguaje, y de ahí nace el ferviente interés por el mundo de la ciencia de esta artista malagueña. Su investigación se sumerge de lleno en el mundo de la neurociencia para, de algún modo, establecer una conexión con la dramatización. Asegura que el arte y la neurociencia llevan muchos años persiguiéndose y la expresión artística es capaz de establecer un puente que permita que acaben encontrándose.

Espacio de acción compartido es el título del proyecto con el que, a través del espacio de convocatoria de The Lighting Mind, conocemos esta semana a Lauramar. En él, la artista saca a flote las relaciones que se pueden llegar a establecer entre performance y arteterapia, que juegan un importante papel en el objetivo de mostrar al público cómo el arte de acción puede tener una especial relevancia en los espacios arteterapéuticos. Toda performance o arte de acción inmerso en su proyecto parte de lo corporal y lucha por generar significados en su recorrido.

 

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Lauramar se sirve del videoarte para tener la oportunidad de visualizar hipótesis que permitan desarrollar su investigación entre el arte de acción e indagar sobre el poder autocurativo en un proceso artístico que gira en torno a tres puntos derivados de la performance: presencia, espacio y tiempo.

Sin duda alguna, hay mucha miga en el trabajo más actual de Lauramar, mucho que descubrir y mucho que ver, así como una trayectoria que no puede pasar por alto, pero nos reservamos tan preciada información para mostrarla a todo lector un poco más adelante, en próximas ediciones de la revista ATELIER. Por el momento, os dejamos con un link a su Facebook y con algunas fotografías para empezar a abrir boca.

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