Mamá, no sé si quiero ser artista

¿Alguna vez os habéis preguntado qué es lo que más os gusta de la vida? ¿Acaso habéis tratado de averiguar si sois felices? Y de ser negativa esa respuesta, ¿habéis intentando ponerle remedio?

Pocas veces miramos dentro de nosotros mismos para averiguar este tipo de cuestiones, cada vez nos introducimos más en un mundo donde todo lo que consumimos se agota a la velocidad de la luz. Si bien, se renueva tan rápido que, en ciertas ocasiones, las cosas que nacen mueren tan rápido que ni siquiera somos conscientes de que han existido alguna vez. Hablo de una sociedad gobernada por la pérdida de las grandes ideas, de unas ideas a las que no dejamos expresarse con total claridad.

Arte social.

Una de las pintadas del artista callejero Banksy.

Sin embargo, esto no es enteramente culpa nuestra. No pienso aceptar toda la responsabilidad de no sentirme atraída hacia el arte porque este no se esté esforzando en llamar mi atención. En ocasiones, el arte se comporta como un niño malcriado al que le acaban de romper su juguete nuevo: inmediatamente quiere otro. Lo que tenemos que decirle al arte es que las cosas no funcionan así, antes tiene que ganárselo.

El arte nos mira desde arriba cuando debería mirarnos de frente, aunque si existe algo más insoportable que EL ARTE con todas las mayúsculas es la gente que habla de él. Os felicito por haber llegado tan lejos en este post, realmente pensé que nadie aguantaría. Y no sería justo culparos porque ESE ARTE está tan alejado tanto de nosotros como de la realidad que nos rodea, que da verdadera agonía. Hay que aceptar que estamos en la Era de la Rapidez y que hay cuestiones que ya nadie más va a plantearse; si el estatus del arte, su significado más oculto, su estudio semiótico, pragmático o estructuralista están entre esas cuestiones, entonces que sean bienvenidas porque es hora de pasar página.

Gloria Fuertes escribió un poema en 1956 titulado: No perdamos el tiempo, donde reflexiona acerca de la posición de la poesía en un momento histórico tan duro como era la Dictadura. Os invito a leerlo: Poema. En él, la poeta hace una sucesión de imágenes preciosistas, imágenes que todas ellas significan la belleza, para luego preguntarse:

¿Qué importancia tiene todo eso,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?

¿Quién es capaz de revindicar el arte cuando las noticias no hacen más que comunicarnos una constante tragedia? ¿Cómo nos enfrentamos al arte sabiendo lo enfermo que está nuestro mundo? Realmente el arte pasa a ser una cuestión totalmente secundaria. Pero, al igual que somos capaces de reinventarnos a nosotros mismos, debemos reinventar el arte. Y esto es, de hecho, lo que actualmente intentan las producciones literarias más contemporáneas, tal y como dice Gloria Fuertes: «Debemos inquietarnos por curar las simientes, por vendar corazones y escribir el poema que a todos nos contagie». En una época de conflicto, hay que presentar batalla; hay que querer, por encima de todo.

Arte social.

“No te olvides de comer y de crear muchos problemas”

El ejemplo perfecto lo tenemos en la adaptación que hizo Nacho Vegas del mismo poema que estamos comentando y que acabó como himno de la Plataforma para afectados por la hipoteca (PAH). En esta canción, Nacho Vegas dice lo siguiente:

Mientras haya una sola persona
a la que los bancos dejen sin techo,
debemos cantar al corro
y no cantar en soledad,
y cantar a los que solo aúllan
mientras haya un desahucio más. 

Aquí os dejo la canción.

Este es el arte que necesitamos ahora, un arte que nos ayude a asediar al usurero para que así no duerma en paz, un arte lleno de vida que además nos ayude a sobrellevar la que ya estamos viviendo. Solo así podremos mirar dentro de nosotros mismos y averiguar si somos felices y sobre todo averiguar por qué no lo somos. El arte y, en particular, la literatura, siguen teniendo una función esencial en nuestra sociedad y no pasa por averiguar para qué sirve o para qué deja de servir. Sirve para gritar a los poderosos, porque, tal y como dijo Gabriel Celaya en su momento, la poesía es un arma cargada de futuro.

La poesía es un arma cargada de futuro – Paco Ibáñez.

Mamen García García
Últimas entradas de Mamen García García (ver todo)

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.