Matilde Salvador, la música en femenino

Hace poco tuve el placer de volver al instituto en el que estudié durante tres intensos años, el instituto Lluís Vives de Valencia, para disfrutar de un fabuloso recital de música a cargo de Música en femení, organizado por la dirección del centro para la VII Semana de la Música, la Danza y el Teatro. Era el acto con el que daban por concluido este evento, y tenía una peculiaridad: todas las piezas eran interpretadas por mujeres pianistas, y también fueron compuestas por mujeres. Lo cierto es que fue una experiencia gratificante poder escuchar todas estas piezas musicales, ya que, al igual que en las demás disciplinas artísticas y en la sociedad en general, sigue existiendo un machismo que persiste y que se niega a desaparecer. De entre todas las compositoras que conformaron el programa del recital, me llamó especialmente la atención una en concreto, Matilde Salvador. Me llamó la atención porque en La NAU, Centre Cultural de la Universitat de València hay una sala con su nombre, y no había tenido curiosidad por saber quién era esa mujer. Luego escuché a una de las pianistas que tocó aquella Sonatina de Matilde Salvador al piano, y despertó entonces mi curiosidad.

Matilde Salvador nació en Castellón el 23 de marzo de 1918. No sólo se dedicó a la música, sino también a la poesía y a la pintura. Rodeada de un ambiente familiar lleno de música, comenzó sus estudios musicales de la mano de su tía Joaquina Segarra, que le enseñó toda la técnica pianística que sabía. Empezó a componer desde bien pequeña, y en 1933 consiguió estrenar su primera obra, una pieza coral para seis voces titulada Com és la lluna (Cómo es la luna). A la edad de 18 años dio su primer concierto junto a su hermana Josefina Salvador, violinista. Acabaría especializándose en composición de música vocal, y su fuerte serán las canciones, aunque no deja de lado otro tipo de composiciones como, por ejemplo, obras religiosas y ballets. Se casó en 1943 con su profesor de armonía del conservatorio, Vicente Asensio, y junto a él ha sido una de las parejas artísticas más relevantes de España.

 

Matilde Salvador en un recital

 

En plena Guerra Civil Española da a conocer su trabajo al famoso compositor Manuel de Falla. Para Matilde Salvador, Falla era todo un modelo a seguir, y podemos observarlo en prácticamente todas sus composiciones. Al igual que Falla, la compositora castellonense consigue que el folclore, en este caso mediterráneo, se entrelace con el Impresionismo, dándole así carácter y personalidad propia. De Òscar Esplà y Joaquín Rodrigo, compositores también valencianos, recoge su música marcadamente valenciana. Y esa delicadeza pianística, que tanto se asemeja a las olas del mar, la adopta de Frederic Mompou y de Fernando Obradors.

Desde siempre ha defendido lo que ahora se está poniendo muy de moda decir en política: la pluriculturalidad y la plurinacionalidad de España. Ha sido fiel defensora de la lengua catalana y de las raíces históricas de los “Països Catalans”. La búsqueda de sus orígenes y de sus antepasados supuso un fuerte vínculo emocional con L’Alguer, capital de Cerdeña y única ciudad en la isla en la que aún se mantiene vivo el catalán. Multitud de obras, entre ellas Acadèmia cantus et fidis y Cant a la terra nativa, fueron fruto de su profundo amor por la tierra de la que siempre ha sentido que formaba parte, y en ellas reside la sensibilidad hacia el pueblo de L’Alguer.

 

Retrato de Matilde Salvador

 

Una de sus composiciones maestras, además de sus numerosas canciones, fue la ópera La filla del rei barbut. Fue compuesta en 1943, y el libreto fue escrito por Manuel Segarra, que se basó en el Tombatossals de Josep Pasqual i Tirado. La historia trata sobre un gigante bueno llamado Tombatossals, que gracias a la ayuda de sus amigos construye la ciudad de Castellón de la Plana. Es una ópera que en un principio fue pensada para ser representada con marionetas. El argumento de la ópera es de carácter infantil, y, por lo tanto, la música sigue esta línea de frescura, regocijo y picardía.

Esta obra recibió una respuesta negativa por parte del franquismo, ya que fue censurada y catalogada como “manifestación cultural de carácter regionalista”. Muchos teóricos de la música y estudiosos afirmaron que fue la primera ópera escrita en valenciano. Otros, a modo de respuesta de la afirmación anterior, comentaron que fue Matilde Salvador la primera mujer en escribir una ópera en catalán.

El 5 de octubre de 2007, Matilde Salvador falleció en su casa de Valencia. El legado que nos ha dejado no es únicamente su música, sino también su poesía, su pintura y sus ideas. Por el hecho de ser mujer y nacionalista, estuvo muchos años olvidada por aquella España oscura del franquismo. No obstante, en sus últimos años de vida recibió numerosos premios conmemorativos. Y, cómo dice el refrán, “a su tiempo, maduran las brevas”.

Os dejo una de mis canciones preferidas de Matilde Salvador, Per a mi la nit, y con un artículo de Francesc Viadel (en catalán). Por desgracia, aún no se ha difundido muy bien su obra por Internet. Me hubiese gustado compartir algún fragmento de La filla del rei barbut o alguno de sus ballets, pero no ha podido ser.

 

*Fotografía de portada. Retrato realizado por el fotógrafo Andrés Castillo.
Gustavo Pérez Colomer
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