Los museos pequeños lo pasan mal, #museosolvidados en the lighting mind

#MuseosOlvidados

Los motivos que me han llevado a escribir este artículo sobre museos vienen dados por algo que ha sucedido en la Red semanas atrás, la #MuseumWeek, una semana donde en Twitter se ha debatido, cada día con un hashtag diferente, sobre aspectos relevantes (o no) de los museos mundiales. Se ha seguido muy de cerca por profesionales e instituciones, y se ha publicitado convenientemente. Ha tenido tirón mediático, y que la cultura lo tenga es un mirlo blanco.

A la misma vez, se plantearon diferentes hashtags reivindicando otros temas, que no eran los oficiales del propio día, y se fueron extendiendo a lo largo y ancho de la red. Uno de ellos me llegó a través de uno de mis seguidores, y era #MuseosOlvidados.

Me gustó mucho y participé, opinando sobre el tema. Planteamos puntos de discusión que más tarde confluyeron en un resumen, un storify, donde montones de tuiteros anduvimos desgranando qué sucede con los museos cuando no son museos conocidos, grandes y de renombre.

http://elretohistorico.com/el-museo-de-los-museosolvidados/

La cascada de preguntas que me planteé mientras tuiteaba sin descanso fue muy prolongada: ¿Por qué olvidamos museos? ¿Es porque son antiguos o pequeños? ¿Es porque su colección está desfasada? ¿Es que acaso tenemos museos por encima de nuestras posibilidades, y hubo una burbuja de los museos y no se han sabido rentabilizar?

Pienso que es mucho de todo lo anterior; hay muchos pequeños museos cuya colección está desfasada, o donde de verdad se nota que no hay inversión desde que gobernaba Adolfo Suárez; hay algunos que he visitado y en donde me ha dado la sensación de “viaje al pasado”: vetustas cartelerías, incluso hechas a mano; vitrinas llenas de polvo, teorías que llevan refutadas veinte años en los paneles explicativos… Museos en donde la primera y horrible sensación que me quedaba a lo largo de toda la visita era la de que era la primera persona que pisaba el edificio en todo el día. Mucha desolación, en definitiva.

 

Museo-barcelona

Vitrinas en el antiguo Museo Aqueológico de Barcelona (2008)

 

Por otro lado, hemos tenido burbuja de museos: había dinero, se hacían museos en todos lados y de todas las temáticas. El problema es que los museos, a no ser que tengan una excelente colección, tienen que andar renovando su muestra cada cierto tiempo, y eso cuesta mucho dinero. Y dotar con dinero contante y sonante es algo que acabó hace tiempo.

En ocasiones, incluso, es mucho más injusto, ya que la poca inversión que se hace se hace a tiro hecho, se invierte en los grandes museos y se olvidan los demás. No digo desde luego que los grandes museos no merezcan apoyo económico, sino que los que de verdad lo necesitan son los pequeños museos, los olvidados. Los locales. Los que pueden revitalizar una zona con una inversión mínima pero eficiente de capital, que puede dar muchísimo rendimiento en el plano cultural de esa región.

¿Que a dónde quiero llegar con esto? Sencillo: al mundo 2.0, a las redes sociales, a cómo funcionan al servicio de los pequeños museos. Lugares como Facebook o Twitter, donde llegar a la gente es más rápido y mucho más efectivo. Donde mucha gente puede ver lo que tú quieres mostrar. Una nueva actividad, o un pequeño concierto, recordar las horas de apertura y cierre, o atender las dudas y ruegos de los visitantes.

 

Museo Cerralbo

 

En Madrid hay muchos museos pequeños (no hablo de categoría ni de calidad, solo que no son el Reina Sofía o el Museo del Prado) que tienen mucho más tirón y muchos más potenciales visitantes gracias a las redes sociales. Ya lo comenté en mi anterior artículo, pero es maravilloso ver que los CM de las cuentas de la FLG, del Museo Sorolla, del MEH, del Museo Cerralbo o del Museo del Romanticismo se preocupan por estar presentes en la red, y en contestar a los mensajes. Se preocupan por ser visibles donde más gente hay, y donde van con ventaja por mostrar unos contenidos diferentes y atractivos. Por saber sacar rendimiento y dar una vuelta de tuerca más.

Uno de los ejemplos, como muchos otros, es la FLG. Lleva un tiempo apoyándose en las nuevas tecnologías, igual que otros museos de similares características, y le está saliendo muy bien. Tan bien, que un grupo del panorama indie español como son Vetusta Morla han decidido grabar en sus salas el primer videoclip de su último disco.

No es casualidad. Es mucho trabajo detrás de un ordenador, proveniente de un equipo que ha sabido rentabilizar las opciones que tenían como pequeño museo. Igual que las charlas que publicita el MEH en su página de Facebook, igual que los recitales de música del ciclo #Alasveintecerocero que se hacen conjuntamente en el Museo del Romanticismo y en el Museo Cerralbo. Más visitantes, más diálogo, más visibilidad.

En definitiva, es no caer en el saco de #MuseosOlvidados.

Ana Maria Benarí
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