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Chicles color pastel cargados de dinamita adolescente

Tienes 15 años, eres una hormona femenina con fogones de energía irradiando por todos los poros de tu piel y sólo deseas crear un grupo de música y baile con tus amigas. Una banda que impresione a todo el instituto con vuestras acrobacias, vuestros singles y vuestros chicles Bubalú como arma letal contra padres, profesores, chicos estúpidos y todo aquello que os atormenta y os hace ser las más incomprendidas del universo.

Pero, ¿cómo os podéis autodenominar? ¿Friends forever and ever? ¿De niñatas de Mislata a Hollywood? ¿Granos? ¿10 maneras de joder a tus padres? ¿Las primeras veces son mucho peor de lo que dicen en las revistas? ¿Diarios de adolescentes? El elenco artístico formado por Helena Gómez, Noelia Arcos, Aurora Diago y Cristina M Gómez no tiene muy claro cómo se va a llamar. Pero hay una cosa que sí sabe seguro: la adolescencia es la peor etapa de la vida, a pesar de todo lo que dicen los mayores. O, al menos, es un punto intermedio entre la infancia y la edad adulta donde ellas no logran encontrarse, pero saben que –con sus chicles rosados como bandera– van a comerse el planeta Tierra.

Así es como La Lola Boreal lleva a la escena este lado oscuro de la vida que las intérpretes definen como “un punto de encuentro entre sentarse en un columpio y beber cerveza”. Bubalú. No todo nos parece una mierda logra transportar al espectador a los anales de la más íntima adolescencia y sus (no tan terribles) consecuencias. La última gran producción de esta compañía valenciana de arte escénico interdisciplinar se estrenó justo hace un año en el Teatro Círculo de Benimaclet (Valencia), pero ha evolucionado desde su comienzo bajo la astuta visión dramaturga de El Pont Flotant y a lo largo de su gira de 2017 en Madrid, Murcia, Castilla la Mancha y Sevilla.

 

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‘Bubalú. No todo nos parece una mierda’ de La Lola Boreal

 

Es bien sabido que los adolescentes son los grandes olvidados de nuestra sociedad, esos alienígenas con granos a los que nadie se acerca, pero también son los grandes omitidos del teatro. Hay grandes obras dedicadas tanto a adultos como a niños, pero pocas que hagan un guiño a esta edad tan delicada. Más que delicada, difícil, sobre todo si te ha tocado ser hija de una época en la que no has elegido crecer alrededor de tetes, nanos y swags. Por ello, Bubalú pretende ser un grito de guerra de concienciación y reconciliación hacia la pubertad, partiendo de experiencias de las propias intérpretes pero desde un punto de vista más adulto, para así poder humanizar, visibilizar y acercar a estos cachorros sin rumbo al resto del mundo.

 

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La Lola Boreal

 

Y es que no es fácil relatar esta “cara oscura de la vida” con tanto humor y pasión como lo hace La Lola Boreal y, a la vez, hacer que el espectador se sienta totalmente identificado, partícipe de sonrisas y lágrimas y, además, que quiera participar en la rave final que acaban armando las intérpretes como colofón final de la fiesta teen. Una velada de 60 minutos donde se entremezcla danza, texto, contorsiones, emociones, audiovisuales y colores. Infinitos colores fosforescentes.

 

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‘Bubalú. No todo nos parece una mierda’ de La Lola Boreal

 

Helena Gómez, Aurora Diago, Noelia Arcos y Cristina M Gómez en ‘Bubalú. No todo nos parece una mierda’

Próximas actuaciones de La Lola Boreal:

Inglés para renacer

Hay un momento en la vida en que todos creemos que la mejor solución para enfrentarse a los problemas es la huida. Huir para olvidar, huir para escapar, huir para probar suerte, huir para buscarse la vida, huir para buscar un rinconcito en el mundo laboral. Huir para intentarlo de nuevo, para empezar una nueva vida. Pero lo que nadie sabe es lo que se esconde tras ello, lo que implica comprar un billete de avión sin retorno. Sólo lo saben aquellos que lo han experimentado: interminables días echando currículums, compartir habitación con varios extranjeros que roncan, celebrar tu cumpleaños en soledad, conversaciones con un guiri que no entiende tu humor, largas noches sin dormir pensando en tu incierto futuro… Aún así, algo puede cambiar si—por sorpresa— te tropiezas con dos energúmenos de tu especie en la sala común de tu gélido youth hostel.

En este contexto —precario y desolador, por un lado; aventurero y atractivo, por otro—, se desarrolla “Inglés medio casi alto“, creación teatral de la joven valenciana Nuria del Real que ha sido dirigida por Kika Garcelán y se estrenó el pasado 23 de junio en Espacio Inestable con una gran acogida por parte del público. Desde el texto, pasando por la interpretación de los protagonistas, hasta la iluminación de Diego Sánchez, han sido cuidados al milímetro, a pesar de la simplicidad de la escenografía de esta pieza en la que no se echará en falta ni el cante ni el baile. Ya sea por la ironía de los conocidos Vicent Domingo y Paco Trenzano o por los guiños referenciales de esta sitcom teatral en clave de humor valenciano, cualquiera de nosotros puede sentirse fácilmente reflejado, ya que, ¿quién no ha pensado que por volver a tu destino Erasmus, con una mano delante y otra detrás, te iba estar esperando tu trabajo de ensueño? ¿Quién no escapó con 500g de jamón envasado pensando que iba a sobrevivir? ¿Quién no tenía como bandera que la huida era la mejor solución?

 

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Vicent Domingo, Paco Trenzano y Nuria del Real en “Inglés medio casi alto”. © Amparo Navarro

 

Detrás de esta comedia fresca no sólo se encuentran los ingredientes esenciales para una receta typical spanish: ni el chorizo, ni el jamón, ni el vino, ni ningún otro manjar de la meseta podrán ocultar a lo que realmente se enfrentan millones de jóvenes con currículums impecables en su huida hacia al norte de Europa. “Inglés medio casi alto” resulta ser a priori —y sólo a priori— un espectáculo que no va más allá del humor y del entretenimiento. Pero, entre líneas, está cargado de una fuerte reivindicación social: las condiciones precarias a las que se enfrentan actualmente millones de jóvenes desempleados en busca de una mejor situación laboral en las entrañas de la vieja Europa. Esta oleada de emigración, tan distinta a la de nuestros mayores en los años 60, no sabe de duración, no sabe de condición y no sabe de certeza. Eso sí, estos jóvenes, capacitados por y para todo, habrán aprendido inglés. O medio, medio. Porque la huida era su mejor solución.

 

 

“Inglés medio casi alto” de Nuria del Real. Espacio Inestable, Valencia.
Del jueves 30 al domingo 3 de julio, a las 20 horas (sábado 2, a las 19h).

 

La plaza de las mujeres

“Considero que el recuerdo es más importante que la realidad diaria porque tiene categoría de sueño y cada vez doy más importancia a los sueños porque creo que constituyen la verdadera vida del hombre”. Una cita así no la podría haber desenterrado nadie más que Mercè Rodoreda. Esta exquisitez de las letras catalanas es considerada la escritora más influyente de la literatura contemporánea de la misma. Por ello, cabe recordar que este referente femenino nos ha dejado un legado de tesoros poéticos que, aunque tengan ya casi un siglo de vida, hacen que nos sintamos –aún hoy– identificados con ellos a través de sus parajes cotidianos y todo desde su especial óptica femenina.

Pero, ¿cómo llevar a Rodoreda al teatro? ¿Cómo materializar sus textos en claras imágenes físicas y modeladas? ¿Cómo evocarla escénicamente? Rodoreda cultivó todos los géneros literarios, aunque se le recuerda más bien por haber destacado en la novela. Cabe recordar que escribió una única obra dirigida al escenario y al patio de butacas, ‘El parc de les magnòlies’. Y entonces, ¿cómo se ha podido realizar una obra para teatro sobre esta épica mujer sin tener apenas textos a través de los cuales crear dramaturgia? Pues a este reto se ha enfrentado la actriz valenciana Pepa Juan, que, junto a otros cuatro emblemas del teatro valenciano –Amparo Vayà, Cristina Garcia, Pilar Almeria y Rosana Pastor–, han revivido a Mercè para poder sumergirnos en su universo más íntimo.

En medio de una escenografía simple pero cautivadora, estas cinco mujeres, junto a la pianista Irene Klein, resucitan a la más profunda Rodoreda. Sus recuerdos, pensamientos, citas y extractos de ‘La mainadera’, ‘Darrers moments’, ‘Zerafina’, ‘El bitllet de mil’, ‘Mort de Lisa Sperling’ y la conocida ‘Plaça del Diamant’, fueron entralazadas con las notas del piano de Debussy, Satie y Mozart, como si juntas tejieran un bordado delicado, lleno de melancolía y vivencias escondidas en lo más profundo de sus recuerdos. “Tengo la impresión de que todo lo que he vivido, lo he soñado”, sentenció un día Rodoreda. Y es por eso que, a través de los sueños de la escritora, estas actrices de renombre han podido rememorarla y así conseguir que todo el público la sintiera cerca en esta metacreación sobre su vida.

El amor por las flores, la nostalgia de la infancia acabada y la juventud que nunca acabó, el desencanto de la vida y del amor, el implacable paso del tiempo, la literatura y la muerte. Todas ellas protagonizan ‘Cinc actrius lligen a Rodoreda’ en la compañía de una mesa, una máquina de escribir, montones de papeles e ideas, una maleta y unas rosas color beige. Parece mucho y es poco. Pero no, en lo simple encontramos la belleza, porque Rodoreda no necesita más.

 

Rosana Pastor en 'Cinc actrius lligen Rodoreda'

Rosana Pastor en ‘Cinc actrius lligen Rodoreda’ en el Teatre Micalet de Valencia.

 

Esta propuesta, a caballo entre la lectura dramatizada y el espectáculo teatral, se ha representado por segunda vez en el Teatre Micalet de Valencia debido al éxito y al buen recibimiento entre el público y la crítica después de su estreno en abril de 2015 en la Sala Matilde Salvador de la Universitat de València. ‘Cinc dones lligen Rodoreda’ se encuentra enmarcada en la campaña escolar del Teatre Micalet, de ahí el valor añadido que esta obra concierne. No es sólo es un espectáculo dramatizado, sino que también es una obra divulgativa de gran interés para todos los públicos, así que vivamos del recuerdo y aprendamos a soñar de la mano de esta maestra.

 

Yoshua Cienfuegos

En la diversidad está la fuerza

Imagínese que se encuentra frente al fogón de su cocina y decide experimentar con ingredientes que jamás pensó que utilizaría, ingredientes sacados de un mercado en el que nunca pensó que compraría. ¿Qué futuro le puede deparar a su nueva receta? Pues si no lo prueba, jamás lo sabrá. Algo parecido le puede ocurrir a muchos coreógrafos que un día deciden cambiar por completo los recursos que manejan rutinariamente para crear. Así se puede dar lugar a una danza en espacios no convencionales, sorprendentes performances con intención social o proyectos de danza comunitaria, nacida en Argentina hace más de diez años y que esta noche llega a Valencia.

Este tipo de danza busca la ruptura de las premisas de la misma desde una perspectiva amplia de inserción social. Y esto es lo que ha llevado a cabo el conocido coreógrafo Yoshua Cienfuegos con el proyecto Poblats en Dansa de LN3 Espai Mutant (Las Naves, Valencia) y en colaboración con La Col·lectiva Cabanyal. En él han participado 55 personas, entre 3 y 83 años, que no tienen ninguna relación con las artes escénicas con el objetivo de cohesionar el barrio de Poblats Marítims y, asimismo, hacer que ellos mismos, los vecinos, sean los protagonistas del panorama cultural actual a través de la creatividad y la expresión corporal, para así integrar socialmente a personas de diferentes orígenes y con distintas capacidades físicas e intelectuales.

El intercambio generacional y emocional que han realizado todos los participantes durante un trabajo de tres meses ha dado lugar a una creación conjunta de una pieza de danza contemporánea con todas las tonalidades que un arco iris puede ofrecer y se mostrará ante el público hoy a las 19h en el teatro de Las Naves. Durante el proceso creativo las familias, vecinos y asociaciones, como ACOVA y AVAPACE, han descubierto todo lo que son capaces de hacer sus cuerpos, con valores como la escucha y el compañerismo como principales ingredientes para esta suculenta receta dancística.

 

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Fotograma de la entrevista para ATELIER #05. Autoría: María Bustos e Iván Moreno

 

Es la primera vez que se presenta un proyecto con estas características en Valencia, como bien nos revelaba Yoshua Cienfuegos en una entrevista realizada en exclusiva para la próxima ATELIER #05. “Estoy sorprendido de cómo ha ido todo el proceso creativo y yo soy el primero que ha aprendido de cada uno de los participantes”, confesaba el director artístico de Poblats, que no cabe dentro de sí por sus cinco nominaciones a los Premios Max de Artes Escénicas. Cienfuegos nos contaba que en cada uno de los procesos creativos que lleva a cabo se emociona con cada aspecto, pero que le fascina especialmente el vestuario. De hecho, el coreógrafo ha dejado que los 55 participantes de Poblats diseñen las camisas con las que esta tarde bailarán sobre el escenario, según sus gustos, y luego se realizará una exposición con todas ellas. Estos, y algunos otros secretos del artista, se compartirán a través de The Lighting Mind para el próximo número de su revista del mes de marzo.

 

Poblats en Dansa’ de Cienfuegos DanzaLas Naves, Valencia.

Viernes 26 de febrero a las 19 horas.

 

 

'El fill que vull tindre' de la cia valenciana El Pont Flotant

Padres, hijos y otros seres inanimados

“No quiero ser el padre que jamás imaginé que sería”. “No quiero ser un hijo modélico y angelical”. “No quiero ser la abuela a la que no le dejan mimar a sus nietos”. La enseñanza de padres a hijos, de abuelos a nietos y de hijos a padres. La crianza de todos ellos, esa materia tan frágil, casi intocable, casi inamovible… Y a la vez tan implacable. Sí, implacable. Implacable porque condiciona tantas y tantas cosas. Implacable porque nos forma como personas e implacable porque queda en nuestros inconscientes hasta el fin de nuestros días haciendo que proyectemos en ellos —esos seres fantásticos llamados ‘hijos’— nuestros miedos, nuestras deficiencias y nuestros sueños. Nos afecta a todos y a todas. Y, más tarde, influenciará cómo trataremos a nuestros hijos, o si, tal vez, al final de la partida, no queramos tenerlos.

Tener un hijo. Esa tarea transcendental que se nos encomienda. Muchos se enfrentan a ella y muchos la obvian directamente. Y cómo educarlo. Y cómo lo educan los demás agentes familiares y sociales. Tener un hijo es una historia, y cómo educarlo es otra muy distinta. Estas y otras cuestiones son las que abordan esta vez a los actores de la compañía valenciana El Pont Flotant en ‘El fill que vull tindre’ (‘El hijo que quiero tener’). Nacemos, nos reproducimos y morimos. Y mientras tanto ocurren muchas aventuras, como la laboriosa tarea de educar a los hijos, el papel de ser padres.

Al igual que cada maestrillo tiene su librillo, cada progenitor tiene su pretensión. Y en un escenario intergeneracional y multicolor, Jesús Múñoz, Pau Pons y Àlex Cantó emprenden el viaje reflexivo sobre la educación y sus dificultades desde la primera infancia hasta la senectud. Sus compañeros de aventuras serán 26 voluntarios entre 5 y 86 años, los cuales—de la mano del guión siempre tan ocurrente de esta compañía— sorprenderán a cada miembro del público. Conmovedora de principio a fin y con aportaciones espontáneas por parte de todos los participantes, la nueva producción de El Pont Flotant conseguirá que el público se sienta totalmente identificado con cada diálogo, cada cuento y cada coreografía compartida que ocurre en escena.

Es la primera vez que el Pont Flotant ha querido convertir el escenario en un laboratorio humano para investigar acerca del problema educativo actual a través de una creación que se ha llevado a cabo de manera colectiva. Una atrevida continuación en la constante exploración de nuevos lenguajes escénicos alejados de los parámetros comerciales, después de éxitos como ‘Com a pedres’ (Como piedras) y ‘What a wonderful war!’. ‘El fill que vull tindre’ es, simplemente, una obra que habla con cariño, sencillez y delicadeza de… la vida.

 

Pau Pons de la cia El Pont Flotant.

Pau Pons de la cia El Pont Flotant.

 

El fill que vull tindre‘ de El Pont Flotant. Las Naves, Valencia.

Del jueves 11 al domingo 14 de febrero, a las 19 horas.

 

Podríamos haber sido nosotras mismas

¿Cuántas pieles caben en tu piel? ¿Cuántas identidades puedes tener para satisfacer a los demás? ¿Y para complacerte a ti misma? Estas preguntas se las podrías formular a una iguana o a una mujer. Pero mejor que se las pregunten todas ellas. Las iguanas y las mujeres, ¿quiénes son? ¿Qué hacen cuando están frente a frente? ¿Cómo resuelven sus más profundas incógnitas existenciales?

Sólo las actrices de la SubTerránea tienen la respuesta y la obtienen a través de sus Pussies Koans. Los Pussies ya sabemos lo que son y los Koans son acertijos Zen que se resuelven mediante la experiencia y no mediante la racionalidad. Éstos destapan sus más internas entrañas y les dejan desnudas ante sus temores e inquietudes, sus debilidades y fortalezas, sus quebraderos de cabeza y sus sueños. Lucía Abellán, Ester Martínez y Lucía Sáez se preguntan en ‘Pussy Koan’ quiénes son en realidad y no quiénes pretende la sociedad que sean. “Sé una mujer decente”, “sé para lo que sirves, te lo digo por tu bien”, “sé una 90, 60, 90”, “sé una mujer hecha y derecha”, “sé la mujer que quiero que seas”… Una mujer perfecta. ¿Y cómo es una mujer perfecta? Como la sociedad quiere que seas. Ellas, en cambio, se desprenden de todas estas imposiciones y deciden ser ellas mismas: en lugar de que la sociedad sólo les deje ser lo que les es permitido ser, son todo lo que no se les permite ser.

 

Ester Martínez, Lucía Abellán y Lucía Sáez en 'Pussy Koan'.

© Jordi Pla. Ester Martínez, Lucía Abellán y Lucía Sáez en ‘Pussy Koan’.

 

‘Pussy Koan’, la primera pieza de la SubTerránea, se estrenó en Teatro Inestable como producto del proyecto Graneros en Residencia de 2014 y ahora vuelve a abrir sus alas sobre el cielo de la escena valenciana después del éxito obtenido. Ésta es un ejercicio de sinceridad y humildad escénica que pretende responder la eterna pregunta del quién soy yo. Las jóvenes subterráneas interpretan y materializan esta cuestión infinita a partir de acciones e imágenes potentes en una línea de creación que busca nuevas dramaturgias que nutran a un público con sentido crítico. Esta obra ha estado inspirada en la ‘Ópera Pánica’ de Alejandro Jodorowsky y, como en ésta, en ‘Pussy Koan’ se consigue aunar el humor, el absurdo y las situaciones extremas para crear un cóctel de ingredientes tan dispares como libros de cocina para caníbales, cuerdas de shibari y cintas aislantes. Así es como las intérpretes consiguen lidiar con presiones, tanto personales como sociales e históricas, para, al fin, conseguir saber quiénes son. Puede que personas, puede que iguanas.

 

Pussy Koan‘ de La Subterránea. Sala Ultramar, Valencia.

Del jueves 14 al domingo 17 de enero, a las 20 horas.

 

 

'Cuerpos comunes, cuerpos increíbles' de la cia Omos Uno

Cuerpos en comunidad, realidades increíbles

Cuando un espectador se sienta en su butaca, amplia y cómoda, se pregunta cómo transcurrirá la obra que se dispone a observar, se pregunta cómo le sorprenderán esta vez. Qué elementos utilizarán en escena los artistas. Cómo se moverán. Cómo hablarán. Cómo será el diseño de luces. Y cómo le deleitará su música… Esto es lo que solamente —y repito, solamente— se preguntará el espectador y nadie más.

Para Omos Uno no es así. Ellos son los que se sorprenden cada vez que se suben a un escenario. Cuando se encuentran nerviosos entre cajas, cuando sus corazones palpitan fuerte y tiernamente, e incluso, a veces, les tiemblan las piernas sin que sea lo esperado, los artistas saben lo que pasará en escena. Aunque un imprevisto siempre pueda haber. En cambio, esta no es la filosofía de la cía Omos Uno. Omos Uno, compañía madrileña de música y danza, apuesta por la improvisación in situ. Pero la improvisación de todos y cada uno de los elementos que componen sus piezas: los movimientos, las músicas y hasta de las luces. Como ocurrió este pasado fin de semana en Espacio Inestable con su versátil pieza ‘Cuerpos comunes, cuerpos increíbles’, la cual no fue igual el sábado que el domingo, a pesar de que la protagonizaran los mismos individuos y los mismos elementos escénicos. Esta obra fue inspirada en la habilidad de bailar de todos y cada uno de los cuerpos existentes. Un cuerpo de filósofo, un cuerpo de madre, un cuerpo de biólogo, de periodista, de maestro, de bailarín, de albañil… ¡infinidad de cuerpos! Cristiane Boullosa afirma que “esos cuerpos bailan, son danza, están llenos de vida y me reconectan con la danza y la vida. Así son esos increíbles cuerpos”. Esta vez, los cuerpos protagonistas fueron los de los bailarines Óscar Lozano, Álvaro Hurtado, Lucía Sánchez y Aiala Echegaray, así como los músicos Antonio LorenzoPaloma Carrasco.

 

Óscar Lozano de la cia Omos Uno

© Iván Martínez. Óscar Lozano de la cia Omos Uno.

 

La compañía Omos Uno, creada en 2008 y dirigida por Boullosa, coreógrafa, bailarina y pedagoga, se define como una propuesta de encuentro entre músicos y bailarines en la que se investiga acerca de la composición escénica instantánea. Esta investigación da lugar a que la compañía esté creando, conscientes o no, una manera de codificar lo improvisado. Esto anterior es casi afirmar que Omos Uno codifica y da un significado a todo aquello que semióticamente parece inconcebible de catalogar, creando así realidades increíbles que nos embriagan todos los sentidos. A pesar de que la compañía crea piezas que giran en torno a diferentes temáticas (psicológicas, sociales, poéticas, etc.), su objetivo va más allá de lo escénico, ya que sus componentes tienen en cuenta la realidad socio-política más cercana.

Por ende, la filosofía de esta compañía se rige por la reflexión y el análisis de la realidad escénica y los factores que intervienen en ella, ya sean la estética, la evolución artística o la realidad social. Así pues, son cruciales los espacios relacionales y comunicativos entre los intérpretes, los músicos y el propio espacio físico, como también la temática específica que trabaja la agrupación en cada momento. En el caso de ‘Cuerpos comunes, cuerpos increíbles’, se giraba en torno a las necesidades que tiene el espectador a la hora de acudir al teatro. Por ello, podríamos hablar de un amplio debate acerca del mensaje escénico, su emisor y su receptor, el cual se centró en unos matarratas, una alfombra, unos tacones rojos brillantes y unas gomas del pelo muy elásticas.

 

 

De camino hacia lo imprevisible

Eléctrica, impulsiva, fugaz, un sistema nervioso sutil e hipnotizante. Un descontrol controlado, una precisa imprecisión. Una lagartija del aire y un ave de la tierra. Ella es una pintora que dibuja estrellas a su paso, una escultora que destella imágenes expresionistas y las materializa en un instante para luego hacerlas desvanecer en centésimas de segundo durante su trayectoria. Pero todas estas imágenes perduran más tiempo de lo que ella cree en el imaginario colectivo del público.

La catalana Lali Ayguadé, una de nuestras bailarinas más internacionales, no deja a nadie que le observe indiferente. Parece mentira que un cuerpo tan diminuto llenara ayer un escenario tan grande como es el del Teatre Micalet de Valencia con los dúos de su propia compañía de danza, (Cia Lali Ayguadé Company)Incógnito’ y ‘De camino al otro’. El secreto de este minúsculo cuerpo, nos confiesa, está en crear una ilusión: “nuestro cuerpo es pesado, pero en cambio podemos hacer creer al público que somos ligeros. Jugar con esta magia de ilusiones es muy interesante. Restricción y libertad, estas dos contradicciones para encontrarte a ti misma”. Secretos de unos movimientos muy influenciados por su paso por las compañías inglesas Akram Khan y Hofesh Shechter Company.

‘Incógnito’, un dueto inicialmente danzado con el bailarín Nicolas Ricchini, se llevó a cabo ayer con el joven Xavi Auquer, miembro de otra conocida compañía catalana, Umma Umma Dance. Esta conversación de contact improvisación se basa en lo imprevisible, en lo innato y en lo físico, ejecución de la cual nos lleva a la abstracción de un movimiento delicado y fuerte a la vez. Todo ello, acompañado por la música de Bachar Mar-Khalifé, músico franco-libanés, que en los momentos más profundos de la pieza nos podría haber trasladado al actual desaliento de Oriente Medio. Cuando nuestras emociones y nuestros pensamientos chocan con los demás, eclosiona la maraña humana de la que estamos compuestos, que no es más que un cerebro de 200g. Hay veces que vamos de incógnito ante la vida, que nos escondemos de los demás, mientras que otras necesitamos del resto; así se crea un sistema social de interrelaciones que a veces chocan entre sí y a veces se ayudan. Y a veces también se caen, como le ocurrió a Auquer anoche, tras un ímpetu descontrolado que le hizo deslizarse por su exceso de fuerza física que lidiaba con su limitada fuerza interpretativa.

 

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Lali Ayguadé y Julian Sicard

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‘De camino al otro’

 

La otra propuesta de esta compañía fue ‘De camino al otro’, otro dúo de contact improvisación que colma con la presencia del acróbata Julian Sicard. Acróbata que parece actor y acróbata que es bailarín. En ‘De camino al otro’, los dos intérpretes caminan juntos hacia la senectud. Senectud que no saben hacia dónde les lleva, ni tampoco saben cómo tratan al otro. Juntos, trazan un retrato con el que gran parte de la sociedad puede sentirse identificada: el misterioso y fortuito camino hacia lo intangible, al que algún día todos llegaremos.

Además, ambas piezas se enmarcan dentro del Proyecto Circula!, una plataforma que nace para suplir las carencias actuales de la políticas culturales en materia de danza y pretende establecer redes de colaboración que permitan y fomenten la presentación de diferentes trabajos e investigaciones de este ámbito en otras ciudades. Así, se ha facilitado la movilidad de los profesionales a nivel estatal y se han exhibido diferentes trabajos en distintas salas: Cia Lali Ayguadé en el Teatre Micalet de Valencia, Cia Poliana Lima en la Sala Hiroshima de Barcelona y Cia Otra Danza en la Sala Mirador de Madrid.

https://www.youtube.com/watch?v=5u4wr5dPNGc

 

¿Quién pagará por todos los deshechos?

De rodillas. Caminamos de rodillas mientras nos preocupamos por el futuro del futuro. Ese futuro que no está a nuestro alcance y nosotros pensamos que sí. Y lo que no sabemos es que el futuro es ahora. No lo sabemos porque nuestras rodillas están cercadas por murallas metálicas. Murallas de palabras, de poderes, de prohibiciones, de responsabilidades de irresponsables… pero, sobre todo, de platos rotos. Los platos rotos de esta decadencia social que vivimos día tras día. Estos son los platos rotos de ellos y que debemos pagar nosotros, o tal vez deberían pagarlos ellos. O, más bien, los pagan los anónimos. Aquellos desahuciados, aquellos en el paro y aquellos inmigrantes. Sobre todo ellos son los que no se ven detrás de las empalizadas. Pero, ¿quién pagará realmente estos platos rotos?

Dicen Jacobo Pallarés y Gabriel Ochoa que las revoluciones parten de las articulaciones de las rodillas. Pero, según ellos, los que ya se han ido nos han dejado sin meniscos y nos han dejado petrificados y con cara de idiotas para siempre. Así cercó ayer Acosos y Derribos S.L. las rodillas de muchos espectadores ante estas y otras reflexiones en su estreno en la Sala Inestable de Valencia.

Una cocina. Un extintor. Y muchos platos hechos añicos. ¿Y quién los recogerá? ¿Quién podrá lidiar con los conflictos de las luchas de clases, las luchas de ideas, las luchas de sangre y las luchas de suciedad hechas mil y una partes? Estos ecos de un gran final de final de fiesta, deshechos en mil pedazos, los desata en un grito de desesperación Jacobo Pallarés, creador y dramaturgo de Acosos y Derribos SL (junto con Kika Garcerán y Carles Sanjaime) y director de la compañía Teatro de Lo Inestable. Una compañía que desde su nacimiento ha apostado por las nuevas tendencias y el teatro de vanguardia. Concretamente, esta última producción ha inaugurado la temporada de coproducciones de CulturArts de Teatro y Danza y ha donado toda la recaudación del primer día de estreno a la ONG ProActiva Open Arms de Badalona, acto coherente con este espectáculo cargado de contenido socio-político y protagonizado por la injusticia que nos envuelve desde arriba a abajo y desde el centro a la periferia.

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Una esplendorosa Maribel Bayona, un cautivador Carles Sanjaime, un fresco Pau Gregori y una discreta Anna Albaladejo observan cómo todo se viene abajo en la fiesta de la opulencia, el consumismo desmesurado, la despreocupación y la decadencia. Acosos y Derribos SL se mostrará hasta el domingo 22 de noviembre en la Sala de Lo Inestable y se podrá disfrutar de ella durante el año que viene en el Teatro Rialto.

 

Infidelidades, discrepancias, adversidades y… mejoras

Un barreño, dos sillas rojas, un par de tacones, un vestido verde y uno negro, incontables pétalos de flores secas –rosas concretamente– y unas cuantas infidelidades. Estos son los compañeros de viaje de Isa Liptay y Raquel Fonfría, las cuales destapan una de las caras más dolorosas de sus experiencias vitales: el sentimiento de abandono.

Todos hemos abandonado a alguien alguna vez o a todos nos han abandonado. O no. Pero todos nos hemos sentido solos. Pisoteados. Utilizados. Engañados. Partidos en dos. Estas dos intérpretes consiguen empatizar plenamente con el público de una manera directa y humana para reivindicar su derecho a mejorar personalmente después de una adversidad vital, incontrolable y repentina. ¿Mejorar? ¿Se puede mejorar ante un abandono? Ellas no acaban de dejarlo del todo claro. Pero sí afirman que se puede intentar poner orden en los dolores para construir una protección propia.

Las dos mujeres se enfrentan a sus pasados personales en un acto escénico abstracto cargado de poesía, sentimientos y sus más secretas profundidades. Estos elementos ornamentales, junto a la música producida por un bendir, una samsula, una calabaza, unos shakers y una flauta travesera de la mano de Laura Castiel y Ángela Bermúdez-Cañete, nos trasladan a la naturaleza, lugar donde se creó y gestó esta pieza de danza-teatro. Isa y Raquel fisicalizan conjuntamente sus vivencias pasadas para dar vida así a ‘Unas cuantas infidelidades’ con la danza, el teatro y el texto como medios de expresión.

 

© Lidia Loffé. Raquel Fonfría, Isa Liptay y Laura Castiel.

© Lidia Loffé. Raquel Fonfría, Isa Liptay y Laura Castiel.

 

La una carga con la otra. La otra carga contra la una. Y las dos envueltas en un fular negro. El fular negro del pasado, el fular de un murmullo de todo lo vivido. “¡No tenemos certeza absolutamente de nada!”, aclaman en un grito ahogado ante una sala casi repleta. Abandonadas en un barreño, dan pie a la abertura hacia lo nuevo. Invitan al público a participar de su acto. Pero éste reacciona con un grito ahogado. Esta vez, un grito de silencio. Al fin y al cabo, tendrán que comprobar que las cosas no pueden ser diferentes, sino mejores. Pero tendrán que comprobarlo ellas solas.

 

 

‘Unas cuantas infidelidades’ está de gira desde el pasado 30 de octubre por la península. Cia Baile en el Aire ha actuado ya en la Sala Casa Lateatro de Sevilla, la Sala Montacargas de Madrid y actuará en La Chistera de Granada.

En portada: © Jose Luis Moreno. Isa Liptay y Raquel Fonfría en ‘Unas cuantas infidelidades’ de Cia Baile en el Aire.