Sitges 2015: entre brujas y Lady Macbeth

Hacía tiempo que el Festival de cine fantástico y de terror de Sitges no empezaba con tanta expectación, y es que la primera película de Robert Eggers, ‘The Witch‘, tenía en vilo a todo el mundo. Con ella se inauguraba el festival y con ella empezaban los nueve días más mágicos para todo fan del género.

Mientras las calles se llenaban de apasionados del terror que se acercaban a los tres cines principales de la localidad catalana para hacer cola, El Prado, El Retiro y El Auditori, nosotros, a las ocho y media de la mañana, ya estábamos preparados para ver nuestra primer película del festival, ‘The Girl in the Photographs‘, un slasher descafeinado sobre asesinos en serie producido por Wes Craven. Pese a sus muchas faltas, su continuo uso de la fotografía como herramienta para crear un relato meta-discursivo conseguía atraer al espectador hasta su perverso final. Quizás lo más memorable de esta sesión fue el solemne aplauso en los créditos que dedicaban al fallecido Wes Craven.

 

Fotograma de ‘The Witch’

 

Después de un encuentro inesperado con Carlos Vermut, el director de Magical Girl‘, de la que ya os hemos hablado muy bien aquí, nos pegamos bien a la butaca dispuestos a ver ‘The Witch’, una hipnótica cinta ambientada en Nueva Inglaterra, donde una familia es desterrada a una tierra abandonada cerca del bosque. El caos empieza cuando el más pequeño de ellos desaparece sin dejar rastro en un abrir y cerrar de ojos, literalmente.

Sus imágenes escalofriantes, su cuidada fotografía y su atmósfera malsana hacen de ella una de nuestras indispensables del Festival. Su director, Robert Eggers, nos contaba en la rueda de prensa que había estado practicando las escenas con la ayuda de una casa de muñecas antes del rodaje. Y puede que lo más sorprendente sea que ya tiene dos proyectos en mente, entre ellos un remake de Nosferatu.

 

Robert Eggers en la rueda de prensa de ‘The Witch’ – Foto: María Bustos

 

Después de comer nos esperaba ‘La Novia‘, una película de Paula Ortíz, basada en la obra de Federico García Lorca, ‘Bodas de Sangre‘. Definitivamente, una de las películas más evocadoras y oníricas del festival que también recomendamos.

De bodas pasamos a campamentos, y es que la película ‘Summer Camp‘ de Alberto Marini, apadrinada por Jaume Balagueró en la producción, nos adentraba en los preparativos de un campamento de verano. Cuatro monitores se preparan para la llegada de los niños; sin embargo, todo se complica la noche anterior cuando empiezan a atacarse entre ellos sin ninguna razón aparente. La película rompe con todo cliché del género y es ahí donde reside su fuerza, porque nadie dijo que toda película de terror ambientada en campamentos tuviera que ser un slasher.

Pese a un día en general bastante bueno, no pudimos evitar llevarnos un mal sabor de boca con el remake americano, si puede llamarse así, de ‘Martyrs‘, una cinta de terror francesa estrenada también hace unos años en Sitges con algún que otro desmayo en la sala en su día.

 

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Fotograma de ‘Martyrs’ (2015)

 

Al contrario de lo que ocurre en la original, a este remake dirigido por los hermanos Goetz le falta fuerza y valentía. La película intenta girar sobre una idea que parecen no tener muy clara sus directores. Sin nada nuevo que decir, su penosa puesta en escena y realización no ayudan nada con sus graves problemas de guión, por no hablar de sus interpretaciones.

Con las pilas recargadas, al día siguiente nos preparábamos para ver ‘Knock Knock‘, la nueva película de Eli Roth, que se encontraba también en el festival para presentarla. Este thriller (erótico para quien se atreva a llamarlo así) ponía en un aprieto a Keanu Reeves, que recibía la visita de dos jóvenes atractivas perdidas con segundas intenciones. En su presentación, Roth nos prometía más sexo que violencia en comparación a su última película, la polémica ‘The Green Inferno. La sorpresa fue que la película carecía de cualquiera de las dos cosas. Su fotografía recordaba a un telefilm y su guión era más como una porno sin final feliz. Sin duda, una de las películas más tediosas del festival.

Por la tarde, Turbo Kid fue la encargada de sacarnos una sonrisa. Su tono ochentero y su temática post-apocalíptica recordaban deliberadamente al universo Mad Max; con un gran cambio: los coches por las bicis.

 

Captura de pantalla (39)

Terry Jones recibiendo el premio Máquina del Tiempo – Foto: Maria Bustos

 

La sonrisa también nos la sacó ‘Absolutely Anything‘, dirigida por Terry Jones, que se acercó al escenario para presentarla. Con el humor tan característico de los Monty Pythons y con Simon Pegg como protagonista, esta amable comedia sigue el mismo patrón narrativo de la conocida ‘Como Dios‘, pero con un gusto más británico y un toque más humilde, mezclando la ciencia ficción y la comedia de enredos.

Después de descansar poco, al día siguiente nos esperaba de buena mañana ‘Vulcania‘, una película de José Skaf que, con un gran reparto encabezado por Aura Garrido y José Sacristán, nos llevaba a una misteriosa comunidad patriarcal con más de un secreto. La película, pese a lograr una atmósfera muy interesante, se mueve entre terrenos que recuerdan a ‘1894 y ‘El Bosque de M. Night Shyamalan. Sus puntos fuertes se pierden en su desenlace, ya que su climax brilla por su ausencia.

A ‘Vulcania’ le seguía ‘Baskin‘, una película de origen turco basada en un corto con el mismo título, estrenado también en el festival dos años antes. Al igual que en el cortometraje, un grupo de policías atiende una llamada que procede de un edificio abandonado. A su llegada se desata el infierno y atendemos a una sucesión de imágenes y escenas sangrientas, locas y sin mucha cohesión. Si bien se puede apreciar que en el largometraje se ha estirado todo lo posible la sencilla idea del corto, la película nos ofrece un par de escenas estremecedoras y bastante memorables.

 

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Fotograma de ‘Love and Peace’ de Sion Sono

 

El punto más amable y surrealista lo marcó Sion Sono con ‘Love and Peace‘; el mismo realizador se acercó al festival para presentarla. La película, con la extraña premisa de un aburrido oficinista que mantiene una relación sentimental con su tortuga, pasa de ser una inofensiva comedia a una película de destrucción de ciudades con un peculiar toque navideño. Sin duda, una de las propuestas más originales que pudimos ver en el festival.

Por la noche nos preparábamos para ver el esperado maratón de ‘Ataque a los Titanes, el live action japonés dividido en dos películas basado en el famoso manga y anime del mismo nombre. La sala estaba llena y la gente se peleaba por las mejores butacas. La expectación se palpaba hasta los cinco primeros minutos de metraje en los que cualquier fan de las viñetas o de la serie de animación desearía que el guionista de la película fuera devorado por uno de los titanes de la pantalla. Mentiríamos si dijéramos que nos quedamos a ver la segunda parte.

 

Fotograma de ‘Miss Hokusai’

 

Al día siguiente empezamos con una película de animación japonesa, ‘Miss Hokusai‘, un retrato de O-Ei, la hija del famoso pintor Hokusai, conocido entre muchas otras obras por La Gran Ola de Kanagawa. La ternura de sus imágenes nos encandiló, pero su ritmo y su falta de emoción nos dejó un poco fríos.

No tan fríos como estaba ‘El Cadáver de Anna Fritz’, la cinta de Héctor Hernández Vicens en la que tres amigos se cuelan en el depósito de cadáveres para ver a una famosa actriz que acaba de morir. Pese a lo simple que parece su premisa, el realizador sabe usar bien sus cartas para sacar el máximo partido a los infinitos giros de guión, una de las pequeñas sorpresas del festival.

 

Captura de pantalla (40)

Gaspar Noé en la conmovedora presentación de ‘Love’ – Foto: Maria Bustos

 

Sin embargo, no pudimos poner mejor punto final al día con ‘Love‘ de Gaspar Noé. Él mismo presentó la película afirmando que era su cinta más personal, y no le faltaba razón. Conociendo la filmografía del realizador y sabiendo que su nueva película tenía un alto contenido sexual y estaba rodada en 3D, estábamos preparados para cualquier cosa. La sorpresa fue la ternura que desprendían sus imágenes y su relato. Hasta después de dos horas y media nos tuvo absortos con sus imágenes, y quizás lo más mágico de esta jornada fue salir del auditorio y encontrarnos con el propio director, que se había quedado a la proyección. Le felicitamos por su trabajo y nos invitó a una fiesta, pero nosotros teníamos que descansar para seguir vivos al día siguiente.

De buena mañana no podíamos empezar mejor con ‘Green Room‘. Imaginad a Patrick Stewart (sí, el Profesor Charles Xavier) como líder de un grupo de skinheads empeñado en deshacerse de una banda de punks rockers. La película es una auténtica montaña rusa de tensión y adrenalina capaz de pegar a la butaca a cualquiera.

 

Pósters oficiales de la película

Pósters oficiales de la película

 

Algo más calmada era la cinta de Justin Kurzel, pero no por ello menos impresionante. La nueva adaptación de uno de los clásicos de Shakespeare, ‘Macbeth‘, nos mantuvo hipnotizados durante dos horas. La potencia y la belleza de sus imágenes y las titánicas interpretaciones de su pareja protagonista, Michael Fassbender y Marion Cotillard, constituyen uno de los espectáculos cinematográficos más impresionantes que hemos podido disfrutar en esta edición del festival.

Después de la mediocre ‘February‘, un film insulso sobre posesiones protagonizado por Emma Roberts y ambientado en un internado femenino, merendamos con ‘The Final Girls, un film que lleva a sus protagonistas dentro de la película que se encuentran viendo en el cine. Atrapadas en un slasher, sus protagonistas se las tendrán que arreglar para sobrevivir al fatídico desenlace que ya conocen. Para algunos, una de las comedias más divertidas de las que han pasado por el festival este año.

Siguiendo una buena jornada, encontramos otra de las delicias del festival, ‘Youth‘ de Paolo Sorrentino. Pese a que sigue mostrando su obsesión por el paso del tiempo, y la eterna dicotomía entre la juventud y la vejez, esta vez lo hace de forma distinta a como nos lo mostraba en ‘La gran Belleza‘. Lo hace con pinceladas más simples y desde un ángulo más cercano, como si quisiera romper barreras y acercarse más a su público. Nos llevamos un buen sabor de boca con su final y el impresionante silencio que llenó el auditorio minutos antes de su desenlace.

 

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Fotograma de la película ganadora del festival, ‘The Invitation’

 

El penúltimo día del festival empezamos la jornada con la película ganadora de la sección oficial, ‘The Invitation’. Este thriller de Karym Kusama puede que empiece de forma tímida, pero conforme avanza se vuelve más tenso y retorcido. Todo empieza con una reunión de amigos, y lo que en un principio parece una simple celebración después de años sin verse se convierte en todo un juego de supervivencia. Tensa y sencilla, pero sin duda efectiva.

Menos efectivo y más soporífero era el film de ciencia ficción de Simon Pummell, ‘Brand New U‘, que se centra en una empresa dedicada a buscar a dobles de sus clientes para que los suplanten y puedan empezar una nueva vida. Pese a tener una fotografía bastante onírica e interesante, es incapaz de retener el interés del espectador por minutos, desembocando en un desenlace indescifrable.

 

Fotograma de ‘The Devil’s Candy’

 

The Devil’s Candy, la nueva película de Sean Byrne, nos despertó del sueño en el que nos había sumido ‘Brand New U’. Pese a ser otra película de posesiones y asesinos en serie, su potente banda sonora y su humor negro nos mantuvo pegados a la pantalla hasta que empezó la última película del día, ‘Cooties‘, una de zombies que coge influencias de ‘¿Quién puede matar a un niño? y ‘Los chicos del Maíz. Elijah Wood y Rainn Wilson son unos profesores que tendrán que sobrevivir a la extraña rabia que sufren sus (no muy) inocentes alumnos. Pese a ser una película más del género de no-muertos, consigue sacar más de una sonrisa en su dinámico metraje.

Finalizamos el festival con la película que se encargaba de clausurarlo, el largometraje dirigido por Patricia Rozema, ‘Into the Forest‘, un drama post-apocalíptico protagonizado por Ellen Page y Evan Rachel Wood que no aporta mucho al género, y que, conforme avanza su trama, resulta más inverosímil e insulsa. Un punto final amargo para un festival que en balance fue bastante notable.

 

Ellen Page y Evan Rachel Wood en ‘Into the Forest’

 

María Bustos Segarra
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