Ignasi Aballí
Esta semana, y como cada viernes, en nuestra particular sección de Convocatoria de The Lighting Mind, mostramos el trabajo de un artista. Nuestro protagonista de hoy es Ignasi Aballí (Barcelona, 1992), que nos presenta su proyecto Meditaciones, mediante el cual trata de transportarnos a un punto preciso a través de la práctica de técnicas que encuentran su origen en el pasado, logrando conectar la meditación (foco de concentración) junto con las antiguas cámaras fotográficas Pinhole (estenopeica).
Criado entre artistas, desde bien pequeño frecuenta museos y galerías para seguir cautivando su curiosidad por las diferentes maneras de crear, centrándose primero en el concepto para desarrollar mas tarde la obra. Dentro de las diferentes funciones que desarrolla en el mundo del arte, Ignasi Aballí se centra en la fotografía como principal medio de expresión. Nos cuenta que su producción viene sujeta por soportes analógicos cuya técnica recurre a la simplicidad y destaca por su fácil ejecución.
“Quiero mostrar cómo la evolución tecnológica (centrándome en el caso de la fotografía) nos ha llevado a la masificación de la técnica y al uso de unos aparatos que somos incapaces de comprender cómo funcionan.”
Meditaciones es hasta la fecha su proyecto más personal, mediante el cual cuestiona la relación que se establece entre progreso y tecnología. De este modo, el artista catalán nos cautiva con técnicas analógicas que representan en su totalidad los inicios de la fotografía.
Según él, se halla en la recomendación de hacer meditación por parte de su pareja el momento en que él reflexiona sobre esta antigua técnica y, de esta forma, se entiende que esté directamente relacionada con las cámaras pinhole. El artista nos asegura que ambas técnicas son formas de llegar y de representar la realidad en su totalidad y sin intermediarios, como pudieran ser lentes, psicólogos, sensores o médicos.
A continuación, los ojos del sujeto se cierran, el obturador de la cámara pinhole se abre y, a raíz de ello y con largos minutos de reflexión y exposición, las dos partes conectan estableciendo un puente de conexión que se hace evidente. La cámara recoge en un pequeño trozo de material fotosensible (a través de un diminuto agujero del tamaño de una aguja por el cual entra la luz) la escena de la meditación física del sujeto. Desde el otro lado, el sujeto despierta la conciencia del tercer ojo cuyo punto de referencia es, a su vez, el pequeño agujero que atraviesa el diafragma de la cámara estenopeica que lo mantendrá firme hasta el final del proceso de meditación.
Como amante de la literatura, Ignasi Aballí logra establecer una narrativa visual de este proyecto a través del libro como soporte literario. Un elemento que afirma formar parte de la obra de arte en sí y que es necesario para dar la misma como finalizada, siendo las fotografías una sola parte de esta. Pero esta última idea plantea un problema: la división entre imágenes es muy clara y puede que, al poder observar una única fotografía al mismo tiempo, se rompa la narrativa del proyecto. Además, se necesita algo más que demuestre que no es un libro o un simple catálogo. Y aquí es donde entra en juego el agujero que atraviesa el libro, hoja a hoja, desde la tapa hasta la contraportada. Este punto, del mismo tamaño que el estenope de la cámara, vuelve a crear un puente entre las técnicas anteriormente detalladas, cerrando así su proyecto.
Hablaremos nuevamente de este artista catalán, de su presencia constante con el mundo artístico y de otros tantos proyectos interesantes que está llevando a cabo en el segundo número de nuestra revista, que verá su edición en marzo de 2015, junto a otros artistas igualmente destacables que pasarán en las próximas semanas por nuestro espacio de convocatoria.
- Sandra De Jaume - 6 septiembre, 2017
- Rebeka Elizegi - 18 agosto, 2017
- Ana Beltrán Porcar - 6 julio, 2017
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