Dani Valdés

Arte, arte y más arte. Entre disciplinas artísticas transcurre la vida de Dani Valdés, pues, aunque destaca por su fotografía, no todo se ciñe a ella. Nació en Barcelona en 1974 y actualmente reside en Sant Feliu de Llobregat, aunque la mayor parte de su vida social y una gran parte de sus encargos fotográficos siguen sucediendo en la capital catalana. De todas formas, el artista del que hoy os hablamos no se siente anclado en un lugar concreto. Adora viajar, y, siendo como es amante de la naturaleza, admite que, inmerso en ella, toda frontera desaparece.

Así es Dani Valdés, una persona que, desde que tiene uso de conciencia, ha sido muy creativo. Siente la necesidad de crear para expresar o provocar un sentimiento en el público y no como terapia o introspección, aunque confiesa que la autoreflexión sobre la obra de arte está implícita.

Buenavista’s lighthouse

Su primer contacto serio con el arte vino de la mano de la música, en una época en que pasaba horas escuchando los discos de mezclas que hacían los deejays profesionales que estaban en activo por aquel entonces en España. Pronto comenzó a hacer sus propias mezclas en casa, sin importarle los pocos medios que tenía a su alcance. “Cuando el capitán es la ilusión, la embarcación importa poco”, dice. A los 14 años llevó uno de sus montajes a una reputada emisora de radio barcelonesa, Radio Minuto, y en su programa especializado de música Dance consiguió batir el récord de peticiones. Comenzó una carrera profesional en el mundo de la música y, poco después, grabó su primer disco.

The Guardians

Con un total de 60 discos editados entre mezclas y producciones propias y para otros artistas, nunca le gustó la parte mercantil de aquel mundo. Le gustaba la música, hacer sus propias canciones y mezclar las de otros, pero tener que luchar con las multinacionales del sector y ser un estratega del papeleo nunca fue de su agrado. De este modo, a finales del 2009 decidió abandonar la industria musical y, por ende, el hipotético modo en el que supuestamente debía ganarse la vida. Lo que no abandonó fue su profesión de Deejay, que en la actualidad sigue ejerciendo los fines de semana.

Escribió su propio libro, del que hablaremos dentro de unos meses cuando Dani Valdés regrese a The Lighting Mind a través de la revista ATELIER. Solía compartir en redes sociales breves pasajes de sus escritos acompañados de fotografías, y fue entonces cuando pensó “¿y si hiciera yo también mis propias fotos?”. Ese fue el momento en que nació el fotógrafo, forjado de forma autodidacta y con un gran empeño por aprender las técnicas de una disciplina con numerosos caminos a seguir.

The line

Gran parte de su fotografía artística gira en torno al paisajismo. Nos cuenta que, en una era en la que la tecnología permite poner la fotografía al alcance de muchas personas, cree que la calidad de la fotografía final es uno de los factores determinantes a la hora de diferenciar a un fotógrafo profesional de alguien que simplemente toma fotos. Ambas, señala, son igualmente respetables, pero son diferentes.

Adora la larga exposición en sus trabajos y, aunque no se ciñe exclusivamente a ella, es una técnica que utiliza en un gran número de ocasiones. Le permite destacar el contraste entre los elementos estáticos y los que se encuentran en movimiento dentro de una toma, más aún en la nocturnidad, la cual le ofrece un sinfín de posibilidades. Claramente, es algo que puede apreciarse en la enorme potencia visual de las fotografías del catalán.

Set them free

No todo acaba aquí. Nos falta hablar de sus proyectos, de su trayectoria, de su depurada técnica, de sus cámaras fotográficas y de mucho más, pero Dani Valdés es una de esas figuras de las que podemos estar hablando sin parar durante una semana. Desafortunadamente, a nosotros se nos acaba el espacio, pero habrá mucho más, tal y como decíamos, en futuras ediciones de la revista ATELIER. No os perdáis nada, que vienen curvas.

www.danivaldes.com
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