La era digital de los museos
En toda la historia de los museos, estos nunca han estado tan en entredicho como actualmente. La eterna pregunta es: ¿qué aportan a la sociedad? Y es que tienen que competir con grandes movimientos sociales además de tener en cuenta a los otros museos y tienen que intentar atraer una mayor audiencia sin convertir las salas de los museos en circos. No se puede banalizar el discurso artístico pero se tiene que intentar llegar a mayor público a través de nuevas formas y estrategias.
Por eso, y gracias a los nuevos avances en las tecnologías, los Museos de Arte tienen una nueva herramienta para llegar a más público, por eso desde hace unos años los museos están experimentando una revolución digital. Pero no siempre se han usado estas herramientas tecnológicas correctamente y esto puede perjudicar, sobre todo, la imagen de una institución.
El mundo digital y sobre todo el social están cambiando constantemente, y los museos han encontrado en las redes sociales una manera de comunicarse directamente con sus usuarios. Aunque el ámbito cultural ha entrado tarde en las redes sociales, finalmente lo ha hecho y se ha encontrado con un usuario que opina, comenta, debate y que también crea contenidos, y los comparte.
Las páginas webs
Un primer paso en la estrategia digital de un Museo está en la página web. Los objetivos de la web de un museo tienen que ser:
- Atraer nuevos públicos.
- Mejorar la experiencia de la visita in situ del museo.
- Estimular en el aprendizaje y la creatividad.
- Implicar al usuario a la interacción y la participación.
- Dar visibilidad al trabajo teórico y científico.
Las tendencias webs actuales se basan en páginas web simplificadas, visualmente atractivas; muchas utilizan el recurso del storytelling, es decir, contar una historia a través de sus contenidos de manera que el cibervisitante se enganche a continuar navegando por la web del museo.
Además, a nivel de contenido es importante que contenga diversas capas de información, desde capas más simples hasta información más técnica y específica para el visitante que busca información más compleja.
Desde el museo se tienen que preguntar si su web:
- ¿Es interesante?
- ¿Es atractiva?
- La información, ¿es detallada, de calidad y de actualidad?
- ¿El contenido es adecuado para la audiencia a la que se dirige?
- ¿Es relevante y de ayuda para los objetivos de nuestros usuarios?
La arquitectura del contenido de la web tiene que estar bien estructurada, acceder a la información de manera rápida y ágil, y aunque el diseño es muy importante tiene que complementarse con el contenido.
Criterios y ejemplos
Algunos de los criterios que se pueden tener en cuenta para analizar la web de un museo son:
- Contenido
- Funcionalidad
- Diseño
- Usabilidad
- Interactividad
Algunos ejemplos de contenidos interesantes y bien publicados pueden ser:
The Courtauld Gallery, con mucha información y muy detallada pero bien distribuida para que el usuario la encuentre fácilmente.
En cambio, Walker Art Center apuesta por un diseño que recuerda a la de un magazine, con la información en forma de artículos pero igual de accesibles y rápidos de encontrar.
La funcionalidad de la página web es muy importante. Podemos utilizar muchas herramientas digitales pero tienen que estar justificadas, y sobre todo que funcionen. Por esa razón, la web de un museo tiene que cargarse rápido, tener un buen buscador interno, ofrecer opciones al usuario para compartir, comentar o imprimir el contenido que está leyendo, y ante todo estar optimizada para los smartphones y tener un buen RWD (Responsive Web Design). Gran parte de las consultas son a través de nuestros teléfonos móviles.
En cuanto al diseño visual, tiene que resultar atractiva y poseer un diseño consistente durante toda nuestra visita web, pero tiene que ser un diseño comprensible y que se apropie al contenido y a los usuarios a los que se dirige.
Y como una imagen vale más que mil palabras, esta es la web actual del Ministerio de Cultura, con un mal diseño, mala accesibilidad y, por supuesto, nada funcional.
Las Redes Sociales
También es importante la usabilidad de la web. Un museo tiene que tener en cuenta el UX (User eXperience) y ofrecer una visita que sea fácil, intuitiva, que facilite la navegación, que el tono de los textos sea adecuado al usuario al que se dirige y diferenciar entre un tono erudito, institucional o comunicativo. Como en cualquier web, el objetivo es minimizar los números de clicks para llegar a un contenido.
Y, por supuesto, a raíz de la aparición de múltiples redes sociales, tiene que ser una página web interactiva, que estimule la participación del usuario, que esta interacción sea fácil y que se integre en la web las RRSS (Redes Sociales) y otros canales que también tenga el museo.
El Rijksmuseum tiene muy claras estas premisas y destaca por su creación de contenido y la facilidad de interacción. En su web se puede encontrar un apartado donde los usuarios pueden modificar piezas del museo y formar parte de una galería online, así como muchas otras actividades relacionadas con el arte pensadas para el cibervisitante.
En definitiva, la web de un museo tiene que aportar un valor añadido a la visita y fortalecer los vínculos entre visita real y virtual, haciendo que el visitante virtual tenga ganas de visitar el museo. Pero no es suficiente la presencia web, sino que cada vez más los museos tienen una fuerte presencia en las Redes Sociales. Las Redes Sociales son conversación, interacción y el nuevo canal de comunicación por excelencia.
Una de las más usadas por los Museos es Twitter, dada su inmediatez, brevedad y diversidad “concentrada”, y los recursos que utilizan las instituciones culturales son desde comentar aspectos relevantes del ámbito museístico hasta proponer preguntas o respuestas como es el popular “Ask a Curator Day” (Día de preguntas al Comisario) donde los internautas hacen preguntas a través del hashtag y el museo responde en tiempo real. También acostumbran a twittear en directo las conferencias, charlas y congresos que tienen lugar en los museos.
Y aunque Facebook es una buena fuente de interacción con los usuarios, y mucho más visual, no es tan dinámica como Twitter, pero tanto en una como en otra los museos tienen que evitar utilizar las webs y las redes como mero canal de marketing, y sobre todo tienen que evitar el hecho de no escuchar a los usuarios y no dar respuestas rápidas.
Es importante que se repartan las tareas de producción de contenidos para la web y las redes sociales a todos los ámbitos del museo y de esta manera poder ofrecer información sobre las exposiciones, las actividades, las tareas de conservación, etc.
También hay que recordar que este proceso de digitalización de los museos tiene que mejorar la formación del visitante tanto físico como digital e implicar a los usuarios a participar con ellos.
Para terminar, os dejo unas de las campañas más espectaculares que se han hecho anunciando un museo. Cómo no, se trata del Rijksmuseum, porque en algún país ya se han dado cuenta de que las nuevas propuestas digitales y las redes sociales no son una moda sino una tendencia.
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