Las vidas de Giorgio Vasari

Le vite de’ più eccellenti architetti, pittori et scultori italiani, da Cimabue insino a’ tempi nostri, conocida más popularmente como Las vidas, obra escrita por Giorgio Vasari dedicada a su mecenas Cosme de Médicis, se publicó por primera vez en 1550. Impresa por Torrentino, comprendía tres partes en dos volúmenes. Según Julius Schlosser, esta primera edición, a pesar de sus fallos, constituye una mayor obra maestra que la segunda edición.

En la primera edición, Vasari biografió a los artistas italianos de los siglos XIII, XIV y XV, pero prescindió de aquellos que aún vivían, excepto de su maestro, Miguel Ángel, que falleció en 1564. Más tarde, en 1568, realizaría una segunda edición del libro, esta vez impresa por Giusti, en la que introduce algunos cambios; corrigió errores en los que había incurrido en la primera edición, añadió nuevas biografías, incluso hace una de sí mismo y se ocupa de artistas vivos en un apéndice especial. Incorporó grabados de los retratos, ejecutados por él mismo y sus discípulos, de algunos de los artistas biografiados. Cabe destacar que en esta última edición cambió el orden de relación de los artistas al pasar los arquitectos a último lugar. Intenta cuidar más el estilo como escritor, aunque esta segunda edición resulta algo más confusa y la estructura menos clara y fresca que la anterior.

 

Retrato de Giovanni da Udine. Grabado procedente de Las Vidas de Giorgio Vasari.

Retrato de Giovanni da Udine. Grabado procedente de Las vidas de Giorgio Vasari.

 

El libro de Vasari ha sido publicado reiteradamente. Se reeditó en Bolonia en 1648 y en Roma en 1759, Giovanni Bottari preparó una edición en tres tomos con correcciones y anotaciones eruditas. En el siglo XIX, varios miembros de la Società di Amatori delle Belle Arti trabajaron en una nueva reedición que se publicaría en Florencia. Estos conocedores del arte, entre los que se incluyen Vicenzo Marchese, Carlo Pini, Carlo y Gaetano Milanesi, estudiosos positivistas, trataron de eliminar del texto de Vasari los errores que habían advertido gracias al estudio de la nueva documentación hallada y con la consulta de la bibliografía reciente.

 

vasari

Giorgio Vasari

 

Vasari, como dijo su último editor, cuenta «por su pluma y no por su pincel entre los máximos exponentes de nuestro Cinquecento». Libro que ha supuesto un hito en la Historia del Arte, se convirtió en obra paradigmática de la biografía de artistas. No fue el primero ni el único en escribir biografías; anteriormente Ghiberti, en el siglo XV, narró biografías de artistas, Manetti escribió una dedicada a Brunelleschi, o el Libro de Antonio Billi, en el que también trata sobre todo de artistas florentinos, por citar algunos ejemplos. Sin embargo, Le vite de Vasari consiguió sobresalir y sumergir en el olvido a todas las demás. Escribió de una forma sensacional los avatares de la vida de los artistas y la descripción de su obra, poniendo de relieve un nuevo interés histórico, supeditado al tipo pragmático de las historias del Renacimiento, es decir, considerando la virtud práctica de los individuos, cuya interpretación únicamente puede ser psicológica.

Estudiada, imitada y rebatida, la obra de Vasari supone una fuente esencial en la historiografía de la Historia del Arte. Hoy en día es relativamente fácil señalar los muchos errores que pudo cometer Vasari al redactar la obra, tanto en el conjunto como en los detalles, pero, como señala H.A Kultermann cuando se hace Historia del Arte, «no se trata de tener razón, sino de aproximarse en cierta medida al objeto de la misma de acuerdo a la realidad de cada época». Ha de tenerse en cuenta la ingente labor que realizó Giorgio Vasari con Le vite y lo mucho que ha contribuido al debate historiográfico en diversos aspectos como las fuentes, la metodología, la visión histórica o introduciendo algunos conceptos que nos han acompañado desde entonces en la Historia del Arte, como maniera o el concepto de genio.

 

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Autorretrato de Giorgio Vasari para Le vite

 

Vasari fue discípulo de humanistas, lo cual responde al ideal de su época. La finalidad histórica que Vasari se ha forjado es pragmática y está dominada por intenciones artísticas. Le Vite no está concebida, sin más, como una sucesión de biografías de artistas, pues la intención de Vasari era utilizar la historia para mostrar lo que debía ocurrir en su propia época y, para demostrarlo, concibió una evolución. Utilizó un método que ya habían llevado a la práctica los historiadores antiguos, las tres edades. El primer periodo comprende la infancia, y engloba a los artistas del Trecento, que van aflorando tras la “barbarie” de la Edad Media. Se hace mención a Cimabue, Giotto o Pisano. El segundo periodo, desde Jacopo della Quercia, Massaccio y Donatello hasta finales del Quattrocento. Se ponen en práctica los estudios de anatomía y de perspectiva, se tiende a la perfección estilística mediante la regla, el orden y la medida, pero éstas aún no se funden en una unidad interna. De esta manera, las obras resultantes son duras y secas, «manera seca». Es especialmente significativo que Vasari aluda a la «manera» de los Bellini. En el tercer periodo, el de plenitud o madurez, surgen Giorgione Tiziano, pero sobre todo la famosa triada compuesta por Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. El arte ha llegado a su punto más álgido, incluso ha sobrepasado a los antiguos. El dibujo ha llegado a la perfección (para Vasari los dos elementos que componían la obra perfecta, las categorías supremas, eran el dibujo y la invención). El arte llega a la «perfecta manera». Incluso podemos decir que para Vasari, Miguel Ángel representa «el genio», de acuerdo a la interpretación neoplatónica. Esta concepción histórica general de Vasari está profundamente estudiada por Julius Schlosser y Udo Kultermann.

Vasari fue, entre otras muchas actividades, un «historiador», pero reivindicó el derecho a juzgar desde su propio punto de vista y de acuerdo a su propia escala de valores, con lo cual también se erigió como «crítico». Su juicio personal se nos revela mucho más significativo que todos los argumentos que presenta como directrices de su crítica, conjunto de lo que puede considerarse la estética de Vasari.

Otra de las claves de Vasari fueron sus aportaciones al debate sobre el status de los artistas. Vasari ya no considera conciliable con la conciencia que de sí tiene el artista la aceptación de cargos de artesanía. Este paso significa a la vez el fin de la dependencia de los artistas con los gremios. En su libro destaca los honores y los premios que recibieron los distintos artistas biografiados, incluso hace mención a las honrosas sepulturas que recibieron algunos de ellos. Por lo tanto, pone de relieve la alta condición social que tenían los artistas, alejando su figura de meros artesanos que trabajaban con las manos.

Giorgio Vasari impulsó al duque Cosme I de Médicis a fundar la Accademia delle Arti del Disegno en 1563. A diferencia de la organización impuesta en los gremios, y de acuerdo con el principio electivo de las hermandades, ser miembro de la academia de Vasari significaba un título de honor que sólo se concedía a artistas independientes y creadores.

El concepto de academicismo y las Academias de Arte han seguido ocupando buena parte de la Historia del Arte en los siglos venideros al Renacimiento.

 

Laura Ávila San José
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