Xavier Solà
Entra con fuerza en la convocatoria de arte de The Lighting Mind Xavier Solà, artista nacido en 1975 en Camprodón, localidad en que la nieve huele a mediterráneo, situada en un pequeño valle en la parte oriental del Pirineo de Girona. Allí permanecen su familia, amigos y aficiones, los cuales disfruta siempre que tiene la oportunidad, ya que en la actualidad reside lejos de allí, en Sevilla.
Hasta hace cuatro años, la vida del artista transcurría entre Barcelona, Olot, China y Camprodón, trabajando como diseñador industrial en diferentes empresas del sector del mobiliario, llevando las ideas de producto que diseñaban, dibujaban y pensaban algunos de los mejores diseñadores españoles; es decir, la esencia de su trabajo era la coordinación de proyectos, haciendo de puente entre la empresa y el diseñador externo. Durante 15 años pudo colaborar estrechamente con maestros del diseño del mueble, publicistas y fotógrafos de la talla de Josep Lluscà, Joan Gaspar, Gabriel Teixidor, Sisón Pujol y Santi de Pablo, entre otros.
Siempre ha sentido fascinación por el dibujo. Siendo pequeño copiaba los dibujos de sus héroes de cómic y ya con 20 años empezó a pintar, aprendiendo por su cuenta, fijándose en los grandes referentes de la pintura entre los que destacan Velázquez, Goya, Sargent o Schiele. Más tarde descubrió el trabajo de otros como Marlene Dumas, Lucian Freud, Antonio López o Golucho, y el artista catalán comenzó entonces a forjar su particular estilo. De todo aquello le atraía enormemente el retrato y ser capaz de que cualquier ejercicio pudiera transmitirle alguna emoción.
El lenguaje expresionista fue su punto de partida, aunque sin ningún proceso, sin conocer los colores y sin tener nociones ni de composición ni de estructura. Pintaba, según él mismo afirma, para pasar el rato, sin ser consciente de que aquello sería tan importante para su futura andadura en el arte.
A los 34 años tomó la gran decisión de aparcar el diseño industrial y estudiar Bellas Artes, lo que le ha dado la oportunidad de aprender la base del oficio. Y no sólo eso, sino también tener la ocasión de pasar un sinfín de horas dibujando, pintando, esculpiendo, leyendo e investigando, lo cual ha sido fundamental para su enriquecimiento como pintor.
Hasta la fecha, sus creaciones se basan en la investigación de lo cotidiano, en especial de las personas y objetos que le rodean. Siente predilección por los rostros y las miradas. Poder captar la esencia de una persona, filtrarla a través de sus entrañas y reinterpretarla es, en la actualidad, la base de su producción.
Entendemos, con todo ello, la importancia de la pintura para Xavier Solà, pues la transparencia y riqueza de la pintura al óleo tiene algo que no puede proporcionarle ningún otro medio. Es el recurso con el que se siente más cómodo porque le permite expresarse con mayor libertad. Aún así, ha encontrado en el modelado una cierta atracción, y en los últimos meses se ha sometido a un cercano encuentro con materiales como el barro o la escayola, llegando incluso a realizar algún molde para poder fundir en bronce.
Hasta aquí podemos leer. Ésta ha sido una breve introducción al trabajo de Xavier Solà, pero hablaremos de sus proyectos más destacados y de su trayectoria como artista un poco más adelante, en próximos números de la revista ATELIER. Os dejamos, para saciar vuestro apetito artístico, con unas fotografías de sus pinturas y con el enlace a su espacio personal para que podáis estudiarlo a fondo.
xaviersolaplanella.
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- Rebeka Elizegi - 18 agosto, 2017
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