“Le bleu est une couleur chaude”. Género y LGTBI a través de la BD
Julie Maroh es una ilustradora e historietista que nació el 1 de septiembre de 1985 en Lens, en la región francesa de Pas-de-Calais. Se graduó en bachillerato artístico-plástico con mención de honor en 2003 y luego decidió estudiar en la Escuela Superior de Artes Aplicadas y del Textil de Roubaix. Más tarde se matriculó en la carrera de Artes Visuales de la Academia de Bellas Artes de Bruselas, Bélgica, que acabó en 2007. Ya con 17 años ganó su primer premio en un concurso, mientras estudiaba en el instituto. Su obra más conocida es la novela gráfica “Le bleu est une couleur chaude” (El azul es un color cálido), de la cual, en 2013, Abdellatif Kechiche realizó una adaptación libre en la película “La vie d’Adèle – Chapîtres 1 et 2” (La vida de Adèle), protagonizada por Adèle Exarchopoulos en el papel de Adèle (Clementine en “Le bleu est une couleur chaude”) y Léa Seydoux en el papel de Emma.
Maroh es abiertamente lesbiana y feminista y ha contribuido en numerosas ocasiones, directa o indirectamente, en los movimientos feministas y LGTBI. Toda su obra tiene en común estos dos ámbitos tan presentes en su vida. Ha colaborado en numerosos actos sobre LGTBI y feminismo en gran cantidad de países. Además, tiene un blog desde 2008 llamado Cœurs-forêts: le site de Julie Maroh, donde publica bocetos y novedades sobre su trabajo.
La novela gráfica ya contaba con un notable éxito en los países francófonos de Europa, aunque el estreno de la película y su premio en el Festival de Cannes hizo que consiguiese traspasar fronteras. La película, por su parte, contó con un presupuesto de casi 4 millones de euros, aunque en un principio iba a contar con más dinero. Esto hizo retrasar el rodaje de marzo a agosto de 2012. La mayoría de localizaciones eran en Lille, aunque también se rodó en Roubaix y Liévin, ciudades situadas muy cerca de la frontera entre Francia y Bélgica.
Profundizando más en el análisis de la novela gráfica, la historia trata de Clementine, una chica que descubre en su adolescencia que le gustan las mujeres al conocer por casualidad a Emma, una joven universitaria y reivindicativa que nunca ha tenido ningún problema en expresar su sexualidad abiertamente. Clementine recibe el rechazo de sus amigas del instituto, aunque recibe un gran apoyo por parte de su mejor amigo Valentin, también homosexual, y de Emma, de la que se enamora perdidamente. Sin embargo, un día fueron descubiertas practicando sexo por los padres de Clementine, y este acontecimiento cambiará las tornas. Ambas chicas harán su vida juntas, hasta que 10 años después los problemas de comunicación entre ellas harán que Emma corte la relación. Esto supondrá una profunda depresión en Clementine.
La novela gráfica de Maroh trata esta relación sentimental dentro de un contexto histórico concreto como lo fue en primera instancia el gobierno francés gaullista, capitaneado por Jacques Chirac, presidente de la República, Alain Juppé, Primer Ministro, y todos los duros recortes en la Seguridad Social en la década de los 90; y luego, en segunda instancia, la relación entre ellas continua hasta la época de 2007, con el triunfo de los conservadores en Francia que invistieron presidente a Nicolas Sarkozy.
Por tanto, existe una interrelación entre dos mundos: el mundo interior de ambos personajes y el mundo exterior, que se relacionan entre sí, y si uno cambia, el otro también. La etapa de la revolución social en contra de los recortes en la Seguridad Social y en educación del gobierno gaullista de la década de los 90 es el momento en que Clementine descubre su sexualidad, cuando la relación comenzaba a entablarse y a consolidarse. En cambio, la etapa en que la derecha francesa sigue triunfando con Sarkozy, marca el momento en que la relación va tornándose más fría y distante, y ambas comienzan a tener problemas de comunicación.
La historia está contada a través del diario de Clementine, leído por Emma. En él, relata todos los acontecimientos de su vida, centrándose en la relación que tenía con Emma. Maroh utiliza como recurso pictórico el blanco y negro para relatar la adolescencia de Clementine en los años 90, contados a través del diario. Únicamente hay un color, el azul, presente sobre todo en el pelo y en los ojos de Emma. El azul simboliza el amor en un sentido amplio, ya no solamente sentimental, sino también amor propio y amor carnal. Estas secuencias entran en contraposición con las secuencias del presente narrativo en el que Emma lee el diario de Clementine. Un ejemplo de ello es cuando Clementine recurre al onanismo justo la misma tarde después de cruzarse en la calle por primera vez con Emma, que las manos que recorren el cuerpo de Clementine son azules. Además, podemos observar que los dos universos interconectados también son mostrados a través del color. Por ejemplo, en el momento en que hay una elipsis temporal de 10 años, Emma pasa a tener el pelo rubio. Este cambio, tanto narrativo como icónico, simboliza el distanciamiento entre las dos chicas.
Esta novela gráfica introduce temas como la estigmatización de la homofobia y el machismo sintomático de la sociedad, concretamente la francesa. La conclusión que saco de “Le bleu est une couleur chaude” es una dura crítica al sistema político francés para que tengan en cuenta estas dos lacras sociales. Clementine, momentos antes del final del cómic, destaca “te dices que, si hubieras prestado más atención, habrías notado los síntomas de mi mal. Te dices que pudiste haberme salvado, aunque todos los médicos te digan lo contrario. Pero, amor mío, ya me has salvado. Me has salvado de un mundo de prejuicios y morales absurdas, ayudándome a realizarme por completo”. Emma sacó a Clementine de esa moral heredada y prejuiciada con que la sociedad, a través de los mecanismos ideológicos del estado, en términos de Michèle Mattelart, nos educa. El problema interior de Clementine no lo provocó Emma, sino la sociedad.
Una cosa que me llama la atención de la película en relación a la historieta es el punto de vista de su director. Me da la sensación de que “Le bleu est une couleur chaude” trata de la discriminación de las personas LGTBI, mientras que “La vie d’Adèle” trata de una relación amorosa, dejando en un segundo término la problemática LGTBI. Coincido en parte con las impresiones negativas que Julie Maroh ha comentado en algunas entrevistas acerca de la adaptación. Por un lado, se puede entender que las escenas de sexo excesivas de la película reafirman la idea preconcebida errónea de la promiscuidad en el colectivo LGTBI, así como la mirada contemplativa masculinizada en el espectador. Pero, por otro lado, estas escenas suponen una manera de llamar la atención del espectador y hacerle saber que las relaciones sexuales homosexuales tienen las mismas posibilidades y se ejercitan de la misma manera que las relaciones sexuales heterosexuales, aunque personalmente buscaría otro recurso que no sea tan excesivo.
Tanto la novela gráfica como su adaptación cinematográfica son un buen soporte para concienciar a jóvenes y adultos de la represión y la marginación que sufre el colectivo LGTBI. No es casual que la trama se articule en base a unos acontecimientos histórico-políticos recientes, ya que rara vez este colectivo forma parte de la agenda política de cualquier país. Además, tanto “Le bleu est une couleur chaude” como “La vie d’Adèle” preconizaron, junto a otras películas como “L’inconnu du lac” (2013), toda una serie de movimientos sociales que desembocaron en la aprobación del matrimonio y la adopción igualitaria en Francia de la mano del partido socialdemócrata en 2013.
- Hilando Alcublas, Hilando Vidas - 26 agosto, 2017
- Top 10 de películas para ver después del Orgullo LGTBI - 4 julio, 2017
- Loreen, del susurro al aullido - 13 abril, 2017
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!