Obras inacabadas
Si en la vida existe una verdad absoluta e incuestionable, esa es que tarde o temprano nos vamos a morir. Nadie está exento de ese destino; ni tú, ni yo, ni los artistas. A algunos les llegó el fin demasiado pronto, o al menos lo suficiente como para dejar incompleto lo que tenían entre manos. Sin embargo, muchas de estas obras inacabadas han sido publicadas y han visto la luz para disfrute del público y beneficio de los herederos.
Quizás las más famosas de ellas sean las de Franz Kafka que, un tiempo antes de morir, le dijo a su amigo y editor Max Brod que destruyera todos sus escritos. El bueno de Max hizo caso omiso al escritor y se encargó de la publicación de todo aquello cuanto tenía. Lo mismo le dijo a su compañera, la cual sí que obedeció los deseos de Kafka, aunque sólo en parte, puesto que guardó la mayoría, aunque durante la ocupación nazi le fueron requisados y aún hoy permanecen en paradero desconocido.
El resultado lo sabemos todos. Toda una serie de relatos cortos, cartas y novelas que dieron pie al adjetivo “kafkiano” como definición de su obra y de la de otros autores. A pesar de ser una obra inacabada, la burocrática aventura de K. en El proceso está considerado como uno de los 100 mejores libros del siglo XX para el periódico francés Le Monde. También inacabada es El Castillo, su otra obra más conocida junto a La metamorfosis.
Más curioso es el caso de Al romper el alba (True at first light) de Ernest Hemingway. El escritor pasó 20 años de su vida escribiéndolo para después de ese tiempo considerar lo escrito como “impropio de publicarse” y abandonarlo, hasta que, años después de la muerte del escritor, su hijo Patrick decidió reducirlo de 850 a 320 páginas y publicarlo. Esta versión de su obra fue muy criticada, hasta el punto que la propia Fundación Hemingway editó y publicó a partir del mismo manuscrito otra versión bajo el título Under Kilimanjaro.
Diferente caso es el de El último magnate (The Last Tycoon), de Francis Scott Fitzgerald. Esta novela inacabada fue publicada por el también escritor y crítico literario Edmund Wilson, que era íntimo amigo de Scott Fitzgerald. Se dice que, gracias a este libro, a pesar de estar inacabado, los críticos revalorizaron la literatura del autor y se le reconoció como uno de los mejores escritores estadounidenses del siglo XX.
Pero no todas las obras inacabadas se publicaron inacabadas. Algunas fueron completadas por seguidores del autor, aprendices o incluso fans. Asesinatos S.L. o The Assassination Bureau, Ltd. fue comenzada por Jack London con alrededor de 20.000 palabras en 1910 y terminada y publicada en 1963 por el escritor de misterio Robert L. Fish, basándose en el manuscrito inacabado, notas del propio Jack London y un esquema final realizado por la viuda de London poco antes de morir.
No todo va a ser literatura; también hay cabida en la música para obras inacabadas. Seguramente la obra inacabada más famosa y sorprendente sea el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart. Sí, has leído bien. Mozart no acabó su obra más conocida él mismo. Lo hizo Süssmayr, un discípulo suyo que fue llamado a petición del propio Mozart, puesto que no deseaba que quedara inconclusa. Lo acabó siguiendo sus indicaciones mientras estaba enfermo y después de morir según anotaciones del compositor. Al finalizarla, la viuda sobornó a Süssmayr para que no revelara su participación en la composición de la obra.
De todas las obras, quizás mi favorita sea Tintín y el Arte Alfa de Hergé. El que habría sido el último álbum de aventuras del intrépido reportero belga no llegó a finalizarse a pesar de que el autor trabajó en ello hasta el fin de sus días. Aun así, el álbum fue publicado inacabado en 1986 y en 2004 con agregados. También existe una versión acabada de forma pirata por el ilustrador Yves Rodier, que se hizo bastante famosa, y, aunque se nota el cambio de estilo en el dibujo, recomiendo leerla. Ambas versiones son un homenaje a las propias aventuras de Tintín, aunque, según personas cercanas a Hergé, si este hubiese terminado el álbum, es posible que el final hubiera sido muy distinto a los que nos tenía acostumbrados.
Llegados a este punto, abro debate: ¿deberían publicarse obras póstumas a pesar de estar inacabadas?
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