Una fotógrafa para enamorarse: Karen Rosetzsky
Dicen que la juventud es una buena época para amar. Amar lo que haces, lo que comes, con quién te acuestas y a los que te rodean cada día. Amar tu propia vida, desde los momentos más importantes a los detalles más pequeños. Amar la libertad y la libertad de amar. Sea a quien sea. Pero el amor no tiene edad, ¿no? Entonces el secreto quizás resida en ser jóvenes toda la vida. La fotógrafa que os traigo esta semana quiso inmortalizar esa sensación de libertad y pasión que nos caracteriza como jóvenes y humanos. Pero primero pongamos algo de música: play.
Karen Rosetzsky, fotógrafa de moda y lifestyle, nació en Dinamarca y se mudó a sus 23 años a Ámsterdam, donde conoció al que sería su futuro marido y padre de sus hijos. A los 14 años, recibió su primera cámara de las manos de su padre, también fotógrafo, y pasó su adolescencia escondida en el cuarto oscuro de su casa revelando negativos a escondidas por las noches.
A lo largo de los años ha trabajado como freelance haciendo editoriales para clientes tan dispares como Asics, Vogue, Calvin Klein o Absolut, entre muchos otros. En sus trabajos comerciales apreciamos algunas cosas que caracterizan su fotografía (y que más adelante veréis por qué): energía, locura y la sinceridad del momento.
Pero si hay algo que destaca por encima de todo en su fotografía es el amor, ya que, gracias a él, ha llegado donde está ahora.
Hace casi dos años, Rosetzsky publicó su primer libro bajo el título de “Young Love”, un proyecto inspirado por el amor, concretamente el de su marido. Tal y como nos confiesa en algunas entrevistas, Holanda le presentó el amor de su vida y ella quería devolvérselo a la ciudad en forma de proyecto fotográfico, y todo junto a las ganas de hacer un proyecto en solitario que le llevara mucho tiempo.
Así pues, la artista retrató el amor de centenares de parejas durante tres largos años. Viajó por diferentes ciudades (Berlín, Ámsterdam, Nueva Orleans, Praga, Cape Town y París, entre otras), dejando que su cámara interpretara el amor en diferentes personas y situaciones.
Antes de empezar cada sesión, contactaba con las parejas por redes sociales y se hacia una idea de lo que quería plasmar. Pero cuando se encontraba en la situación en sí, siempre ocurrían cosas que nunca se habría llegado a imaginar, y eso se nota en la naturalidad y la veracidad en sus fotos. Karen nos hace llegar diferentes historias de amor, espontáneas y reales.
Momentos de ternura y deseo, esos en los que nada más importa, en los que amas hasta rozar la locura. Escenas llenas de luz, muy cinematográficas, y momentos con los que empatizar.
“Love is such an overwhelming, beautiful and pure feeling”.
Antes hablábamos de secretos; pero, ¿cuál es el suyo? Contar historias. Historias de gente real y de sentimientos honestos a través de la fotografía. ¿Y el nuestro? Dejarnos llevar y fotografiar, que en algún momento u otro el amor llamará a nuestra puerta, si es que no lo ha hecho ya.
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