Cuando Arte y Skate consuman su amor
Barcelona sigue con la fiebre artística y parece no querer curarse. Siguen subiendo las décimas y eso, a una servidora, le resulta excitante. Quizás tenga que ver también mi reciente re-inmersión en este nuevo entorno, pero nunca había visto tanto movimiento en la ciudad como hasta ahora.
Antes era un coqueteo, una relación de amistad entre dos mundos que de vez en cuando se dejaban llevar, pero ahora ya es oficial. Arte y Skate consuman su amor y, en consecuencia, crean un movimiento que fascina al colectivo urbano.
Cuando dos fuerzas sin voz ni voto se unen, generan revolución. Unos sancionados por expresar sus dotes artísticas, otros por ver en el mobiliario urbano un paraíso en el que deslizarse. Ambos saben de qué pie cojean y cómo coger al toro por los cuernos. Un insight mutuo que ha acabado transformándose en una realidad cultural.
A pesar de todo, no hablamos de nada nuevo. El arte y el skate siempre han ido de la mano. Jim Phillips y su Screaming hand de los años 70 nos lo confirman. El ilustrador creó escuela, aunque a partir del surf y desde el otro lado del charco. Y desde que metieron primera, no ha habido manera de frenarlo. Pero, como digo, no hace falta coger un avión y surcar océanos para vivirlo.
Sin ir más lejos, el pasado sábado, 22 de noviembre, se realizó en FTC Barcelona The LB Project, un ambicioso proyecto iniciado en el último Bright Trade Show de Berlín que nace con el deseo de “hacer que el skateboarding y el arte sean accesibles para todo el mundo”. Todo esto a través de un tour europeo y exponiendo las obras de ilustradores que han compaginado el pincel con su deporte favorito: Jeremyville, Todd Bratrud o Michael Sieben, entre otros. Chad Eaton (Timber!) se atrevió en la exposición con una serie de cuatro tablas adosadas y pequeñas ilustraciones enmarcadas.
Pero aún hay más. El amor entre el skate y el arte no solo se demuestra a través de exposiciones en tiendas o galerías clandestinas o bares temáticos; que también, aunque eso me lo reservo para próximas inmersiones urbanas. Existe una parte todavía más bonita en todo esto y son las pequeñas acciones que el matrimonio S&A van cultivando a poco a poco. Proyectos de la mano de skaters que ven un potencial en el sector y apoyan a los jóvenes artistas que tanto les cuesta darse a conocer en un entorno tan competitivo.
Los precursores a nivel nacional fueron Reskate!, un proyecto de la mano de Reskate Arts & Crafts con el objetivo de recolectar viejos monopatines, rotos o abandonados, con el fin de revivirlos y transformarlos en un soporte en el que ilustradores de gran renombre plasman sus expresiones artísticas. Chamo San, Ricardo Cavolo, Emil Kozak, Crajes o Amaia Arrazola son algunos de los culpables de esta maravilla.
Tras el éxito de iniciativas como Reskate!, se han ido sumando a la causa otros proyectos, como Wet Bun. Este nuevo sello, que nació de la mano de un skater y dos diseñadores, ya han ayudado a más de una treintena de artistas. Y que continúe. Bajo el lema support your local artist, dejan clara su filosofía, defendiendo a tabla y espada que el potencial artístico de nuestra ciudad no debe callarse.
Incubado principalmente en Macba y Sants, el fenómeno se extiende como la pólvora. Y bienvenido sea. Ahora el joven ilustrador que entonces trapicheaba con sus diseños mientras en ratos libres le daba por grindar, puede dejar de comerse la cabeza al contemplar cómo sus dos pasiones se anexan y tejen un nuevo revuelo, un motivo más por el que salir a patinar.
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