Realidad paralela,

Dadme un mundo mejor que este

Si un día nos levantáramos por la mañana, nos tomáramos el café de siempre y luego fuéramos a trabajar, nuestro día sería completamente normal. Si, por el contrario, al día siguiente llegáramos hasta nuestra mesa en la oficina y nos encontráramos con alguien que sostiene una pastilla azul y otra roja en cada mano, nuestro día habría dado un giro de 180º. Ante la posibilidad de vivir una experiencia en un universo diferente y volver a nuestra mesa en la oficina, ¿qué sería lo que elegiríamos en ese momento? La solución, aunque aparentemente fácil, no es tan sencilla. Es cierto que la posibilidad de escapar a otro mundo es demasiado tentadora como para rechazarla; pero, ¿a qué tipo de mundo huimos cuando aceptamos? ¿Quién nos asegura que la realidad paralela que de repente tanto ansiamos nos va hacer felices?

 

Realidad paralela.

Fotograma de la película Matrix (1999).

 

Existe un gran número de películas que intentan dar respuesta a estas preguntas y, tristemente, la mayoría de ellas nos enseñan una visión más negativa que positiva. De hecho, todas las realidades imaginadas de las que hablamos son siempre terribles, como podemos ver en el mundo creado por la serie británica Black Mirror, que muestra a la perfección el poder que le estamos dando a las nuevas tecnologías. Este poder, de hecho, tiene en sí mismo la capacidad de destruirnos porque, tal y como se muestra en varias ocasiones en la serie, dejamos que “los avances tecnológicos” se comporten como un medicamento dispuesto a erradicar todas las enfermedades de la sociedad. Y lo cierto es que, muchas veces, solo ayudan a acrecentarlo.

 

Realidad paralela.

Imagen del segundo capítulo de la primera temporada de Black Mirror.

 

Aquí os dejo el trailer para que os dejéis seducir por esta impresionante serie:

Es normal, como ya decía, sentirnos atraídos por una realidad paralela. Cuando soñamos con un mundo diferente, necesariamente tiene que ser mejor que el mundo en que ya nos encontramos, porque, de no ser así, no tendría sentido imaginar nada. Este es precisamente el quid de la cuestión: las películas o series que deciden aventurarse en una realidad paralela no muestran una realidad como la que queremos crear en nuestra cabeza. Lo que hacen es mostrar las debilidades de la sociedad desde fuera para que podamos analizarlas y comprenderlas; las suyas no son paralelas, son nuestra propia realidad contada de otra forma.

Un mundo diferente promete seguridad, promete felicidad, porque un mundo paralelo es siempre un mundo sin dolor, por eso todos recurrimos a él. En una realidad paralela todos tendremos amor, tendremos un lugar donde vivir y este lugar será grande y precioso y tendremos un trabajo lleno de emociones que hagan que nuestros días sean todos diferentes. Sobre el amor en otra realidad reflexiona también el cineasta griego Yorgos Lanthimos en su película Langosta (2015), pero de nuevo nos topamos con una sociedad enferma. En este caso, si alguien deja de tener pareja, deberá pasar un mínimo de días en un hotel a la espera de poder encontrar a su media naranja; si esos días se agotan, esa persona acaba convertida en un animal. La Resistencia, en cambio, está formada por un grupo de personas que son únicamente solteras, y su lucha pasa porque ninguno de los que forman parte de ella tenga una pareja jamás. De hecho, si se diera el caso de que dos solteros se enamoraran, estos serían igualmente castigados. Por tanto, su visión de cómo las relaciones funcionan hoy en día es muy interesante y nos invita a reflexionar sobre el valor del amor en la actualidad. Si bien, esta visión es, de nuevo, terrible.

 

Realidad paralela.

Langosta (2015)

 

 

Así, creo que el verdadero problema ya no se encuentra en el contenido —muchas veces negativo, tal y como señalamos— de todas estas películas y series, precisamente porque no son verdaderas realidades paralelas. Lo que más me llama la atención es que seguimos imaginando constantemente futuros distópicos y realidades que no son la nuestra. Creo que tenemos que amar mucho más nuestro presente porque la realidad en la que vivimos es mucho más emocionante de lo que creemos, y aunque no lo sea, tenemos el poder suficiente como para cambiarlo. Cambiarlo desde el propio presente, tal y como muestran estas series y películas, tomando un salto de altura para ver desde fuera qué es lo que sucede. No intento ponerme en contra de la capacidad imaginativa del ser humano, eso es únicamente positivo. Sólo creo que, antes de mirar hacia las estrellas, debemos mirar también lo que nos rodea, porque puede ser igualmente hermoso.

 

Mamen García García
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