Gótico tropical, vampirismo de tierra caliente

Todo comenzó por una apuesta. El director español Luis Buñuel le decía a su amigo, el escritor colombiano Álvaro Mutis, que le parecía muy difícil –hasta imposible–, que se pudieran adaptar al contexto latinoamericano las características de la novela gótica, pues este escenario no presentaba el paisaje típico de cumbres borrascosas, neblina, mansiones y castillos abandonados, o el múltiple bestiario de muertos, vampiros y horrores que muchas veces encierra. De hecho, Buñuel ya había intentado llevar a cabo esta tarea grabando en México una versión de Cumbres Borrascosas de la escritora Emily Bronte. Sin embargo, Mutis le dijo que estaba totalmente equivocado y le aseguró que la novela gótica tenía mucho potencial en los escenarios latinoamericanos, y escribió una de sus novelas más famosas, “La Mansión de Araucaima” (1973), “un relato gótico de tierra caliente”. Buñuel quedó fascinado con el relato y siempre quiso llevarlo al cine pero nunca fue posible.

Fue muchos años después, concretamente en 1986, cuando el director oriundo de Cali, Colombia, Carlos Mayolo, adaptó esta novela al cine y crearía una pieza de culto internacional. Es ahí donde la crítica comienza a hablar de un nuevo género cinematográfico nacido en las latitudes tropicales de Colombia, el denominado gótico tropical. Sin embargo, eso que la crítica bautizó como gótico tropical ya venía de mucho tiempo atrás. Como lo afirma uno de sus exponentes, el director de cine de culto colombiano Luis Ospina, “el que empleó ese término fue Carlos Mayolo cuando hizo La Mansión de Araucaima, y creo que en parte él lo acuñó, pues tiene un subtítulo que dice ‘relato gótico de tierra caliente’”.

 

Cartel película "La Mansión de Araucaima", de Carlos Mayolo.

Cartel de la película “La Mansión de Araucaima”, de Carlos Mayolo

 

Para expertos como el director de la escuela de cine Black María, Augusto Bernal, el gótico tropical se enmarca más en el mundo literario que en el cinematográfico, “es una categoría literaria a partir de la obra de Álvaro Mutis en su relato gótico de tierra caliente que fue “La Mansión de Araucaima”. Las películas del gótico tropical no existen sino en el concepto acaramelado de los amantes de ‘La Mansión de Araucaima’”. Sin embargo, el debate se abre cuando esta intención, en un principio literaria, es abordada por el cine de directores como Luis Ospina y Carlos Mayolo.

Si bien puede que la apuesta entre Buñuel y Mutis sea el origen rastreable de lo que más tarde sería el gótico tropical, el término en esencia aplica a las expresiones artísticas de lo que se conoció como el Grupo de Cali, un grupo de jóvenes de los años setenta que intentó romper con los cánones artísticos establecidos en Colombia. No fue sino en el Grupo de Cali donde esta categoría se consolidó, se afianzó y donde se exploraron sus facetas literarias y cinematográficas. Sin saberlo, claro está.

 

El Grupo de Cali, en el centro Luis Ospina y Carlos Mayolo. Fotografía: Revista Aracadia.

El Grupo de Cali en el centro Luis Ospina y Carlos Mayolo
Fotografía: Revista Aracadia

 

El origen de su faceta literaria se encuentra en la obra de un joven escritor, amigo de Luis Ospina y Carlos Mayolo, quien sería uno de los líderes del Grupo de Cali, Andrés Caicedo, uno de esos escritores que divide a la crítica. Su suicidio a la edad de 25 años hace que, para unos, sea un autor sobrevalorado y, para otros, un genio que hubiera podido llegar a ser uno de los escritores más grandes de Colombia. Su obra es objeto de interés y estudio en el mundo literario latinoamericano. En sus relatos hace las primeras referencias góticas adaptadas al ambiente tropical de la ciudad de Cali de los años setenta; es el primero en intentar construir una propuesta única. Como bien afirma Luis Ospina, “el interés por el horror surge primordialmente por Andrés Caicedo. En su literatura, antes que en nuestras películas, ya estaba el gótico tropical implícito”.

Esta idea es compartida por el doctor en literatura Felipe Gómez en su artículo “Caníbales por Cali Van: Andrés Caicedo y el gótico tropical”, extraído de su tesis de doctorado, donde asegura que Caicedo logró aglomerar las figuras predilectas del mundo gótico anglosajón en su literatura tropicaloide. “Desde una edad precoz, y siendo plenamente consciente de las escenas de horror que producen decenas de miles de cadáveres en el contexto de la violencia y de la represión estatal que se efectúa sobre los movimientos juveniles y estudiantiles a lo largo de Colombia, Caicedo devora de manera frenética textos de Edgar Allan Poe, Cyril Connolly y H.P. Lovecraft, y más adelante reseña, para su revista de crítica cinematográfica, películas de horror de serie B como las dirigidas por Roger Corman. Su obsesión por conformar una estética del gótico en el trópico se desarrolla a lo largo de su obra”.

 

Cartel película "Carne de tu Carne", de Carlos Mayolo.

Cartel de la película “Carne de tu carne”, de Carlos Mayolo

 

Hay que entender entonces al gótico tropical no como una simple copia adaptada al ambiente del trópico colombiano, sino como la mutación de estos conceptos a un contexto proclive para recibirlos. La influencia de Caicedo en el grupo da como resultado que Luis Ospina y Carlos Mayolo quisieran hacer lo mismo pero en el mundo del séptimo arte.

Al igual que la literatura de Caicedo, Ospina y Mayolo impregnaron sus películas de las características propias del mundo gótico, adaptándolas a su universo provincial. En palabras de Luis Ospina, “el gótico tropical en Colombia, en el caso de Carne de tu Carne, se desarrolla en la época de la dictadura de Rojas Pinilla, y, en el caso de Pura Sangre, se da por el monstruo de los mangones en Cali, una serie de asesinatos de niños y de casos de gente a la que robaron la sangre en sitios como la zona cafetera. Es decir, estas películas están ancladas desde una realidad muy marcada, como la crónica roja y la política colombiana”.

 

Cartel película "Pura Sangre" de Luis Ospina.

Cartel de la película “Pura Sangre”, de Luis Ospina

 

Sin embargo, hay que decir que el interés por el estudio y la exhibición en festivales y escuelas de cine por las películas que se entienden dentro del gótico tropical (Carne de tu Carne, Pura Sangre, Agarrando Pueblo, La Mansión de Araucaima) no siempre fue el mismo. En un principio, las películas como Pura Sangre fueron vilipendiadas por la crítica. No es hasta una época tardía cuando se retoman y se les da el reconocimiento que merecen. “Pura Sangre es una película que en su momento no tuvo éxito. Tanto la crítica como el público estaba esperando otra cosa de ella; la crítica no la vio como si fuera una película de serie B sino como una película fallida, y el público la rechazó porque era una película en la cual no había personajes con los que se pudieran identificar. Todos los personajes de la película son abyectos y no hay puntos de identificación del gran público con la película. Lo que pasa es que, con los años, por cosas de la vida, se ha vuelto una película de culto”, afirma Ospina sobre su primer largometraje.

La fascinación del Grupo de Cali por los elementos góticos clásicos, y en especial por la figura del vampiro, se debe al acceso que tuvieron sus integrantes al mundo del cine de género de serie B. Asimismo, Ospina ve en esa influencia del vampirismo algo natural propio de todas las culturas humanas, donde esta representación ha estado vigente, “es una parábola del poder, es el gran señor que literalmente vive de la sangre de sus súbditos; esto puede ser un magnate azucarero vallecaucano así como un conde en Transilvania”.

 

Fotograma película "Pura Sangre".

Fotograma de la película “Pura Sangre”

 

El gótico tropical también tuvo injerencia en el desarrollo del cine documental. Agarrando Pueblo, el falso documental dirigido por Mayolo y Ospina, es una alegoría de nuevo al vampirismo, pero esta vez el vampiro es aquel cineasta que se alimenta de la miseria y la pobreza que lo rodea para sacarle provecho y exhibirla. Su título fue en francés y en inglés –debido a la imposible traducción al castellano del título original–, Les Vampires de la Misère o The vampires of Poverty. Esta película es un clásico mundial, de obligatorio estudio para aquellos que se apasionan por el cine documental. En palabras de su director, “yo creo que fue la última puntilla en el ataúd de ese cine miserable que se hacía en Colombia. Desde luego que trascendió después de muchos años, pues es una película que se sigue exhibiendo en festivales y escuelas, pues es de las pocas películas que trata sobre la ética documental”.

Si bien no se puede hablar de un género cinematográfico, pues no se cultivó una escuela o tradición que siguiera con este sello, sí se puede hacer referencia a un subgénero cien por cien colombiano, quizá la única propuesta propia de Colombia en cuanto a cine se refiere. Tal y como explica Rodrigo Duarte, director del festival de cine de horror y fantasía Zinema Zombie Fest, “si se analiza la cinematografía de países potencia en cine de género como México, Brasil y Argentina, por lo menos en México, por esa cercanía a Estados Unidos, siempre se buscó emular un poco las producciones góticas típicas, al igual que en Argentina se conservaron esos elementos clásicos del cine gótico”.

 

Fotograma película "La Mansión de Araucaima".

Fotograma de la película “La Mansión de Araucaima”

 

Parte de la corta vida del gótico tropical se debe a que su único representante vivo se decantase por el cine documental dando un giro creativo, que no necesariamente negativo. “Estar dentro del género documental me interesa más, porque no necesito tanto dinero para hacerlo, no tengo que trabajar con mucha gente… estoy un poco fuera del mainstream. La ficción siempre es como una camisa de fuerza. La diferencia que existe es el control que sería la ficción y el azar que sería el documental. El documental termina siendo un cine de resistencia”, afirma Ospina.

En resumen, el gótico tropical se podría definir con base a lo expuesto por Felipe Gómez en su artículo, como una propuesta estética propia del contexto político, social y cultural de la década de los setenta, momento en que un grupo de jóvenes conocidos como el Grupo de Cali realizan una lectura del cine y la literatura góticos, y “tropicalizan” sus códigos trasladándolos a la realidad colombiana.

Por mi parte cada vez que pienso en una manera de definir el gótico tropical, la imagen que se viene a mi cabeza es la de unas palmeras salvajes agitadas por el viento huracanado de una tempestad. Una imagen que linda entre el trópico “palmérico” y la oscuridad rural de Colombia, en donde habitan seres que ni el mismo Drácula se atreve a visitar.

Federico Gutiérrez García
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