Greg Ponthus Fotografía

Greg Ponthus, fotografía en silencio

A veces me da la sensación de que estamos hechos a piezas, a trozos irregulares. De amor, de cariño y buenos momentos. De curiosidad por esas preguntas sin respuesta, de paciencia, de melancolía y tristeza. Me da la sensación de que a menudo algunas de ellas las perdemos, como las piezas de ese puzzle olvidado en el desván. Pero eso no quiere decir que no estén, quizás seamos nosotros mismos que las escondemos para no acabarnos nunca de completar.

Como fotógrafos es difícil encontrar esa parte que los demás esconden, esa fragilidad que nos descompone. Desnudarse frente a la cámara nunca fue tarea fácil, pero el artista que os traigo esta semana hizo uso de sus familiares y amigos para conseguirlo, igual que yo hago uso de esta canción para explicároslo.

 

Greg Ponthus Fotografía

 

Greg Ponthus, fotógrafo de poco más de veinte años, nació en Lyon (Francia) entre campos verdes y la ansiada hora dorada. Más adelante se mudó a Bruselas (Bélgica) para estudiar lo que sería su pasión: el arte. Y, ¿cuándo empezó todo? Cuando tenía 15 años y le robó la cámara fotográfica a su padre. Su edad fue uno de los factores, entre otros, que lo llevó a ser uno de los protagonistas de 20 Under 20 de la popular página Flickr, de entre los cuales también encontramos a algún que otro español, como la fotógrafa Silvia Grav.

Pasearse por su galería es como estar en el vagón de un metro rodeado de desconocidos, cada uno absorto en su mundo, con la mirada perdida. No tienes ni idea de quiénes han sido en esta vida o en la pasada, pero cuando levantan la vista puedes sentir su cansancio, su preocupación o su rabia. Sí, de miradas va el asunto. Ponthus es especialista en retratos y en parar el tiempo, y con esta premisa nos presenta a sus más allegados, ensimismados en sus sentimientos. Nos presenta la parte más vulnerable de las personas, esa parte que ni ellos mismos quieren ver, mediante sus expresiones y sus ojos.

 

Greg Ponthus Fotografía

 

El silencio es el gran protagonista en su obra. Ese momento en que una pareja se mira el uno al otro y sin palabras ella le dice que la han despedido del trabajo, que no debería haber gastado tanto dinero o que necesita espacio. Ponthus se calla y espera. Espera a que sus modelos lleguen a perderse a sí mismos, para encontrarlos. Encontrar lo que esconden dentro y han estado callando durante tanto tiempo. Y los exprime hasta conseguir imágenes oníricas y sensibles, con una tensión en el ambiente casi palpable.

Por lo que respecta a la técnica, Greg se mueve entre la fotografía analógica y la digital, pero a la hora de la verdad nos confiesa que la película plasma la realidad de manera más honesta, más pura y cruda. Con el uso de ésta, su galería se llena de grano e imperfecciones. De rasguños, de heridas, de sombras. Como el mismo ser humano. También se apoya en los esquemas de colores para reforzar la atmósfera, como los tonos fríos por cada mirada perdida, creando un escenario personalizado para cada individuo y su fuego interno, un estado de melancolía permanente.

 

Greg Ponthus

 

Acostumbramos a buscarle cinco pies al gato cuando miramos una fotografía y a buscar la historia que hay detrás de cada milímetro, Greg Ponthus nos da un consejo para entender su obra:

La fotografía está para sentirla, no para entenderla

Y con ello se refiere a sentir el frío, la piel erizándose, la tristeza, el olvido. Asimismo, la vida quizás no esté para entenderla, sino para vivirla hasta nuestro último aliento.

 

Greg Ponthus fotografía

 

Tamara Álvarez López
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