La cultura como responsabilidad ciudadana

“…lo satisfactorio que es sentirse y ser responsable de proyectos llevados

a cabo en estrecha cooperación con sus conciudadanos y el Estado.”[i]

Peter Sloterdijk

 

La forma en la que se vincula cultura, entorno y ciudadanía tomó un nuevo significado en Santa Cruz de Tenerife. El pasado 17 de octubre dio comienzo Festival Sitio. Artes en el espacio privado, que parte de la aportación de la ciudadanía haciéndole partícipe de la cultura de su entorno con una programación multidisciplinar de cuatro días que ponía en cuestión, no sólo durante el festival sino también en los meses previos, asuntos como la acción social y el arte desvinculados de los circuitos de consumo al uso.

Esta iniciativa como acción social desde lo privado a lo público fue auspiciada por el Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y parte de la ciudadanía que prestó sus propios espacios para el desarrollo de un festival que, mediante financiación pública y responsabilidad privada, se percibe en su primera edición como un sistema efectivo y una apuesta por la posibilidad de plantear el suelo y el espacio común de la ciudad como un valor de opinión, encuentro y creación. Una reinterpretación del acontecer cultural con una programación rica y concentrada, como un tropiezo espacial y un estímulo para la reflexión acerca de la cuestión social del arte, de la dimensión simbólica de la cultura y su disfrute.

Festival Sitio entiende la cultura como una responsabilidad común, es de la ciudadanía el derecho y disfrute de los objetos generados por la comunidad artística y es de ellos también la responsabilidad de conectar a la comunidad artística local con el exterior. Creando permeabilidades y potenciando trabajos futuros en común. Esta intervención por parte de los ciudadanos es el motor fundamental de la voluntad común de la que parte este proyecto.

 

Nipplepot en casa privada. Festival Sitio. Fotografía Emilio Prieto

Concierto de Nipplepot en casa privada. Festival Sitio. Fotografía Emilio Prieto

 

¿Qué es lo que la ciudadanía quiere de la cultura? ¿Qué diálogo se crea en contextos de desencanto y desinterés? Estos cuestionamientos son la premisa, el germen de lo sucedido en el marco de Festival Sitio. Artes en el Espacio Privado, una propuesta diseñada por la directora Lola Barrena y en la que ha depositado sus inquietudes en torno a los “espacios de arte y cultura pública” como forma de generar relaciones sociales y creativas. Desde su punto de vista, “después del desarrollo del proyecto Solar y de la celebración del Festival Sitio, me he dado cuenta de que lo que la ciudadanía quiere es participar en los procesos culturales. Quiere dialogar directamente con los artistas y ser parte de las acciones. Para ello aporta sus recursos, unas veces en formas que propician los procesos y otras veces como protagonistas directos”. Esto quiere decir que la ciudadanía decide ser parte activa de la cultura y que “en el fondo, lo contrario es estar en una conversación en la que nadie te mira ni encuentras lugar para hablar”. Por lo que hablar de desencanto y desinterés ya no tiene sentido en las ciudades,  y menos en una ciudad como Santa Cruz de Tenerife, ya que supone anular esos espacios de encuentro, pues “no surgen de manera espontánea. Los contextos se crean o son creados. Solamente hay que cambiar el rumbo de esos contextos con acciones y nuevas posibilidades. Pensar en este tipo de contextos como un a priori es equivocarse desde el principio.”. La ciudad ahora se comporta como un interior exteriorizado, situando en el mapa sus coordenadas como núcleo de relaciones humanas.

Se trata de llamar a la participación activa en la cultura del entorno, el ciudadano persigue un tipo de comunidad que no es abstracta si no que es palpable en los espacios comunes de las ciudades. Sitio propone una transformación, no innovadora en su contexto teórico, pero sí como aplicación práctica en el contexto geográfico de Santa Cruz de Tenerife. El ciudadano recupera espacios para la cultura, estableciendo una cohesión auténtica y la satisfacción de ser responsable de lo que acontece. Para Barrena, “…desde un punto de vista político, de la misma manera que la democracia propicia la participación de todos los ciudadanos en el gobierno, este festival lo hace desde la responsabilidad sobre la cultura y el arte, solo que en esta ocasión, la aportación de un lugar -cuyo paralelismo podría ser el voto- es beneficioso para todos más allá de lo conveniente para cada uno.”

Un festival de estas características apuesta por el germen futuro a través de la presentación de piezas de diferentes lenguajes artísticos, reflexiones teóricas, dando cabida a nuevos creadores y propiciando encuentros en lugares más usuales de la ciudad de lo que cabría esperar, desde el salón privado de una casa, un solar en desuso, una bodega, hasta el almacén de una fábrica de muebles antigua. Los espacios privados se convirtieron durante cuatro días en lugares de uso público. Se trató de  trasladar la creación al lugar donde se da la vida, en plena ciudad y esto satisfaciendo las necesidades de la comunidad artística sobre una base de libertad lo más amplia posible, venciendo agotamientos y estableciendo comunicaciones. Esto se traduce, como un experimento de discusión para la conciencia comunitaria, en una reanimación en la conexión cultura/ciudadanía, que exhala un nuevo aliento, un viraje al fomento de relaciones entre artistas y teóricos, y entre la producción del festival y el ciudadano.

 

Fotografías Cortesía de Emilio Prieto.

[i] Sloterdijk, Peter. Fiscalidad Voluntaria y responsabilidad ciudadana. pág. 17. Editorial Siruela.

Dalia de la Rosa
Últimas entradas de Dalia de la Rosa (ver todo)

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.