LeWitt Botin 280

Sol LeWitt: la idea como máquina generadora del arte

El pasado 18 de julio, la Fundación Botín inauguraba en su sala de exposiciones de Santander la muestra más importante dedicada hasta la fecha a la faceta de Sol LeWitt como pintor mural. El artista, considerado como el padre del arte conceptual, trabajó en las dos y tres dimensiones con dibujos, pinturas murales y estructuras modulares.

‘Sol LeWitt. 17 Wall Drawings, 1970-2015’ ha sido comisariada por Benjamin Weil, director artístico de la Fundación Botín de Santander, y John Hogan, director de instalaciones y archivista de Wall Drawings en la Yale University Art Gallery y dibujante de Sol LeWitt desde 1982. La muestra expone un total de 17 pinturas murales ideadas por LeWitt, recreadas por 15 artistas independientes que han sido elegidos en convocatoria pública, en un proceso de trabajo que ha durado 6 semanas .

Ante tal definición de la exposición, cabe preguntarse; si todas las piezas expuestas son recreadas, ¿podemos afirmar que las obras son meras copias de las realizadas por Sol LeWitt? No, todas y cada una de ellas son originales. Sin embargo, ¿cómo podemos estar hablando de una exposición de Sol LeWitt si las piezas han sido recreadas ex profeso para la exposición sin que el propio artista haya puesto una mano en ellas?

“Cuando un artista usa una forma artística conceptual, significa que todos los planes y decisiones se toman previamente y la ejecución es un asunto secundario. La idea es la máquina generadora del arte”

Sol LeWitt. Párrafos sobre arte conceptual, 1967.

Que detrás de toda obra de arte hay una idea/discurso no es decir nada nuevo. Sin embargo, Sol LeWitt marcó un antes y un después en el devenir de la historia del arte al afirmar que la idea, y no la materialidad, es suficiente para que una obra sea considerada como arte. LeWitt, con estas líneas, acababa de poner las bases del desarrollo futuro del arte conceptual. La idea, y no la mano del artista, será lo que justifique una obra de arte. El artista será aquel/la que idee una obra pero no (necesariamente) quien la ejecute. La mano del artista pasará a ser, por tanto, prescindible, y la pieza funcionará siempre y cuando la idea que la sustente lo haga.

La metodología de LeWitt para realizar sus conjuntos murales consistía en la redacción de unas instrucciones que debían ser seguidas literalmente, aunque algunas están abiertas a interpretación subjetiva por otros artífices para recrear una auténtica pieza de Sol LeWitt. El paralelismo entre el artista y el compositor musical nunca había sido tan claro. Sol LeWitt puso en el papel cómo debían conformarse sus obras de arte, mientras que otros serían quienes las hicieran realidad. Consecuentemente, gracias a este método de trabajo, la muestra que se exhibe en Santander hasta el 10 de enero de 2016 expone un total de 17 dibujos murales de LeWitt tal y como se habría hecho si el propio artista siguiera vivo.

 

Pintura Mural 386, LeWitt

Wall Drawing 386, Sol LeWitt.

 

Sol LeWitt comenzó a desarrollar sus trabajos murales en 1968, llegando a idear más de 1200 murales efímeros con el objetivo de establecer una relación más directa entre la obra y el espacio arquitectónico que la alberga, suprimiendo el encuadre que aprisiona el dibujo. Al utilizar la pared como superficie, LeWitt consigue establecer un diálogo abierto entre el dibujo y el propio espacio, así como conseguir adaptar su obra a cualquier lugar que la exponga, logrando realizar una pieza única aunque diferente según el espacio que la acoja y siendo recreable ad infinitum. Además, al reducir su lenguaje expresivo a formas básicas, casi minimalistas, LeWitt consigue subrayar aún más su objetivo, dotar de prioridad a la idea en el resultado final.

Pero, ¿qué pasará con los dibujos murales de Sol LeWitt expuestos en Santander cuando la exhibición acabe? ¿Qué sucede cuando una obra del artista necesita ser restaurada? En estos aspectos, la obra mural de LeWitt es congruente con su discurso conceptual. Si la mano del artista es inexistente en el proceso de recreación de la pieza, y la idea es lo que sustenta su validez, la propia durabilidad de la misma pasa a ser un aspecto secundario. Por tanto, los dibujos murales de Sol LeWitt no se restauran ni se transportan, únicamente se recrean (y se destruyen) para la ocasión.

Sin lugar a dudas, el arte conceptual era esto.

 

LeWitt Botin 614

Visitante ante Wall Drawing 614, Sol LeWitt.

 

Dani Puertas
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