The Neon Demon, belleza y canibalismo
El director danés Nicolas Winding Refn vuelve a la carga con The Neon Demon. En esta ocasión, se aleja de las oscuras calles de Bangkok donde acontecía su última película, Sólo Dios Perdona, y nos lleva hasta Los Ángeles. Allí se encuentra Jesse, encarnada por Elle Fanning, una jovencísima chica que se aleja de su familia para probar suerte en la gran ciudad y adentrarse en el mundo de la moda. Su belleza y magnetismo pronto le abrirán las puertas de este mundo donde todo es más oscuro y retorcido de lo que parece. La envidia, los trastornos alimenticios y el abuso de la cirugía estética son sólo la superficie de lo que le aguarda.
The Neon Demon sigue algunas de las pautas que ya se divisaban en Sólo Dios Perdona. De este modo, lo onírico y la realidad se entremezclan para mostrar y abusar de un simbolismo que se vuelve ahora mucho más obvio que en su predecesora, todo ello acompañado del ritmo de la maravillosa banda sonora de Cliff Martínez y de unas imágenes preciosistas e hipnóticas.
Las luces de Neon y el uso reiterativo de los espejos son algunos de los recursos usados por Refn para plasmar la idea de que la belleza es lo único que importa. Una idea que en boca de uno de los personajes de la película no sólo resulta cínica, sino también falaz y carente de cualquier sentido.
Hay una escena en particular que a priori puede resultar banal pero que nos da las claves para descifrar gran parte del metraje. Jesse, la protagonista, se encuentra en el baño de una discoteca junto a dos modelos frustradas y Ruby, una maquilladora obsesionada con ella. Mientras hablan de maquillaje, Ruby cuenta que todos los tonos de pintalabios tienen nombre de comida o de referencias sexuales. Mientras bromean sobre ello, preguntan a Jesse qué es ella, si comida o sexo. Esta es una idea que se establece a lo largo de toda la película desde diferentes puntos de vista.
Se nos presentan tres figuras masculinas importantes: el fotógrafo, el diseñador y el dueño del motel donde se hospeda Jesse, interpretado por Keanu Reeves. Los tres tratan a Jesse como un objeto delicado y bello, como una figura casi celestial a la que no temen acercarse y de la que es fácil aprovecharse. El fotógrafo la cosifica en una larga escena en la que la protagonista se ve forzada a desnudarse y quedar totalmente a merced del fotógrafo que la mira como un depredador arrinconando a su presa. El diseñador, por el contrario, trata a nuestra protagonista como una musa, perfecta y digna de admiración, en contraposición al personaje de Reeves, que se comporta como un depredador sexual con todas las chicas jóvenes que acaban en su motel. Todos ellos son personajes con una elevada carga sexual que no dudan en rodear a Jesse de una forma amenazadora, por lo que es aquí donde también encontramos una altas dosis de misoginia despiadada.
The Neon Demon es una película que habla de la belleza, de la perversidad en el mundo de la moda y de cómo todo se resume en dos opciones: comer o ser devorado. Literalmente.
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