Aida Pascual fotografía una oda al Romanticismo
Un día como hoy, a finales del siglo XVIII, si fuéramos artistas, estaríamos en pleno movimiento cultural, social, ideológico, político y revolucionario contra el racionalismo. Estaríamos dándole prioridad a la búsqueda de la libertad por encima de la razón, al fuero interno del ser humano y a sus propios sentimientos. Hace más de 200 años, entre Alemania y Reino Unido se empezó a concebir la naturaleza, la vida y la representación del hombre de distinta manera. Una visión distinta y particular conocida como Romanticismo.
Un día como hoy, en pleno siglo XXI, una artista española (que en breves os voy a presentar) nos traslada de nuevo a dicha época. ¡Veamos cómo!
“Tengo que estar solo y saber que estoy solo para contemplar y sentir la naturaleza en su plenitud; tengo que entregarme a lo que me rodea”.
Caspar David Friedrich
La fotógrafa Aida Pascual Benito, nació en Burgos (España) en el año 1987. Se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas y también cursó un Máster Internacional en Fotografía Conceptual y Artística, tras el cual participó en múltiples exposiciones colectivas en países como Alemania o Rusia y, por supuesto, España, aunque en este caso en solitario. Hasta aquí pinta bien, ¿no?
El proyecto que ha hecho que hoy os traiga aquí a Aida es el de “Arcadia”, una serie fotográfica inspirada por el Romanticismo hasta en su nombre. Arcadia, un país imaginario creado por poetas y artistas donde reside la paz del ser humano viviendo en comunión con la naturaleza. Un país lleno de espacios íntimos entre la soledad y el silencio.
“Hay placer en los bosques sin senderos, hay éxtasis en una costa solitaria. Está la soledad en donde nadie más se inmiscuye, por el océano profundo y la música con su rugido. No amo menos al hombre, pero sí más a la naturaleza“.
Lord Byron
Aida tiene una manera distinta de interpretar la naturaleza, la misma que tenían los románticos. Por ello, los distintos escenarios (o como queráis llamarlos) pasan a ser la pieza clave, la llave maestra de su obra final. Los paisajes salvajes, vastos, colosales, y vírgenes, que hasta el mismísimo “Caminante sobre el mar de nubes” de Friedrich descubriría y contemplaría durante largos días.
En cada fotografía, en cada escena, hay un protagonista deambulando entre el silencio. ¿Quién será? ¿Hacia dónde se dirigirá? La verdad sólo la sabe la autora, puesto que dichos personajes se presentan como figuras despersonalizadas, como eternos caminantes en busca de una tranquilidad ensordecedora. Sin embargo, la atmósfera habla por sí sola de lo que los protagonistas están buscando, sintiendo o pensando. Una atmósfera solitaria y cinematográfica en la que más de uno desearía perderse para coger aire. Un ambiente tan cargado de misterio que sería digno de la siguiente temporada de True Detective.
“El pintor no sólo debe pintar lo que tiene frente a él, también lo que ve dentro de sí mismo”.
Caspar David Friedrich
Tal día como hoy, Aida Pascual nos traslada con su fotografía a los parajes más insólitos y solitarios de nuestro planeta, dejándonos ahí plantados, justo en el medio, para dejar que la naturaleza nos envuelva entre sus brazos. Nos permite hacer un alto en el camino para que estemos tan sólo con nosotros mismos. Momentos para coger aire y dejarnos abrumar por lo que vemos dentro y fuera de nosotros. Nos traslada a finales del siglo XVIII, una época en la que surgieron los principios de la libertad y la democracia junto al individualismo del ser humano.
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