La fotografía onírica de Laura Makabresku
Antes de decidir hacia dónde dirigiría mi vida solía escribir. Un poco de todo, a menudo del desamor, sobre sueños que tenía o de cualquier tontería. La mayoría los escribía a partir de fotografías que tomaba, dotándolas de significado e historia. Pero como muchas otras cosas fue pasando a la lista de “cosas por hacer”, como comprar un ukelele y escanear los negativos.
Aunque parezca mentira, hoy no he venido a hablar de mí, pero la pequeña introducción era necesaria. Veréis, en este mundo artístico hay escultores, hay pintores, hay bailarines, hay cineastas, … También hay escritores y fotógrafos. Además, hay una pseudoespecie de estos últimos que combinan ambas artes: imágenes que son pura poesía, acompañadas de un relato que nos sumerge todavía más en la historia. Sólo les faltaría una canción de fondo.
Y con esta premisa, hoy tengo el placer de presentaros a la que, a día de hoy, es un máximo referente para mí, Laura Makabresku. Escritora de cuentos y poeta polaca, fotógrafa en sus ratos libres. Nacida un frío día de noviembre del año 1987 y actualmente residiendo en Cracovia. A sus espaldas, estudios de filosofía y literatura que han supuesto una gran influencia en su arte, como veréis a continuación.
Fotógrafa hecha a sí misma y amante del analógico, crea su obra por mera intuición. Su trabajo es considerado una metáfora entre la sensualidad y la muerte. Tiene como título en su propia página de Facebook “Photography & Fairy Tales” (“Fotografía y Cuentos de Hadas”). Así pues, no podíamos esperar otra cosa.
Empezó en el mundo de la fotografía cuando estaba en el instituto, después de sentir que los poemas que escribía no eran capaces de plasmar al completo sus pensamientos y sentimientos más internos.
Cuando hablamos de sus fotografías, nos viene a la mente delicadeza, suavidad, feminidad, frío, fragilidad, pero, sobre todo, sensibilidad. Un mundo onírico a caballo entre la condición etérea del cuerpo humano y la oscuridad y tenebrosidad de nuestras pesadillas más internas.
En pocas palabras, y sacadas de su propia boca: “Mis fotografías son expresiones de mi lado más oscuro. Mi trabajo le da voz a esas emociones y miedos que, de otro modo, me comerían por dentro”. Así pues, la fotografía se convierte para ella en una ayuda para comprender e identificar algunos sentimientos que viven en su interior y que no son fáciles de expresar en palabras mediante sus poemas.
Probablemente, debido a eso tiene una manera curiosa de tratar la muerte, como una etapa natural del ser humano por la cual no hay que sufrir. Si os fijáis, en sus imágenes, por muy sombrías que algunas puedan llegar a parecer, no encontraréis miedo ni dolor, sino una paz extraña al verlas. La sangre no os parecerá tan terrible sino incluso poética y, a menudo, sus imágenes se os presentarán como sacadas de un sueño o de un mismo recuerdo. O quizás soy yo que ya estoy perdiendo el norte.
Su característico estilo visual combina una luz tenue y unos colores pálidos, junto al halo de oscuridad y tranquilidad que desprende. Todo ello con la figura femenina casi siempre como protagonista, exceptuando las instantáneas en las que aparece su marido junto a ella, representando su amor profundo.
Si os ha gustado tanto como a mí deberíais conocer a Dara Scully, un as en la manga del arte español, y a la norteamericana Alison Scarpulla, que si sois curiosos os encantará. ¿Conocéis alguna más? ¡Dejaros oír!
Por si estáis en una de esas frías tardes de enero en el sofá y tenéis más ganas de leer, os dejo con alguno de sus relatos, de los pocos que he podido encontrar traducidos en inglés (que si tenéis por la mano el polaco, ya tenéis faena en lecturas para lo que queda de mes): “Latent“ (2013) y “It is a fairy tale about a little girl, who happened to partially woke up from a very long dream…” (2013).
A ver si en un futuro nuestros miedos se transforman (y de paso desaparecen) en arte y conseguimos una obra tan poética como la de L. Makabresku, y, puestos a pedir, que acabe en una exposición. Nos vemos pronto y seguid creando. Cześć! O lo que vendría a ser adiós en polaco.
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