Las cinco películas del Festival de Cannes
Este año he pisado por segunda vez la Croissette, la famosa playa de Cannes por donde cada año se codea TODO el cine internacional. Es agotador: 36 películas en 12 días, interminables colas, castas entre periodistas, café (mucho), glamour de pega (y de verdad, que se lo digan a Cate Blanchett, Rooney Mara o Michael Fassbender), pero, sobre todo, muchísimo cine. Miles de historias contadas por directores reconocidos y debutantes de todas partes del mundo, y cada uno de ellos con su particular visión de ver el mundo.
He visto muy buenas, normales y muy malas películas, por eso os voy a ahorrar el mal trago trayéndoos una selección de las que, en mi opinión, son las cinco películas vistas en la 68ª edición del Festival de Cannes que no os podéis perder. Una lista variada, rara y para todos los gustos. Allá vamos:
1. ‘The Lobster’ de Yorgos Lanthimos
El mundo está concebido para vivir en pareja. Comprar una casa, criar un hijo, irse de vacaciones, ir a cenar a un restaurante… todo es mucho más sencillo, hasta a nivel burocrático, si estás en pareja. De aquí parte la primera película en inglés del director griego Yorgos Lanthimos (os recomiendo ‘Canino’, maravillosa), presentada en la Sección Oficial del Festival y que se alzó con el Premio del Jurado. Una idea que Lanthimos lleva al extremo, donde nos muestra un perturbador hotel en el que si sus huéspedes no encuentran pareja en 40 días, serán convertidos en el animal que ellos elijan. Suena bizarro, y lo es, pero explicar más la trama de la cinta le quitaría magia a vuestros visionados.
‘The Lobster’ es una comedia negra distópica, casi de ciencia ficción, en la que se crea una sociedad en que la soledad, la soltería, está considerada un lastre hasta puntos extremos y donde el ser humano es capaz de hacer todo lo que esté en su mano para evitarla. De puesta en escena impecable donde destaca la geometría en los planos, el humor negro incómodo, la música violenta y las interpretaciones hieráticas de un grupo de actores de primera línea como Colin Farrell, Rachel Weisz, Léa Seydoux, Ben Whishaw, John C. Reilly o Ariane Labed. Yorgos Lanthimos consigue mantener su estilo poderoso y raro en la que es, sin duda, una de las mejores películas que veremos este año.
2. ‘Son of Saul’ de Lászlo Nemes
Sin duda, el debut en la dirección del húngaro Lászlo Nemes fue la gran sensación de Cannes. No sólo porque era la única ópera prima que competía por la Palma de Oro con pesos pesados del cine internacional, sino porque, además de llevarse el Gran Premio del Jurado y el FIPRESCI de la crítica, dejó helados con su dureza y su maestría para contarnos una historia mil veces tratada en el cine: el horror del exterminio nazi en Auschwitz. ‘Son of Saul’ nos traslada a 1944 y sigue muy de cerca a Saul, un judío miembro de los Sonderkommando, encargados de trabajar en el proceso de exterminio con la esperanza de salvar sus propias vidas. Saul escolta a los deportados desde el tren hasta las duchas, para después retirar los cadáveres y llevarlos al crematorio. Un día, un niño sobrevive milagrosamente a la ducha, y Saul se obsesiona con la idea de proporcionale un entierro digno. Una misión imposible en medio del horror de Auschwitz.
Lászlo Nemes se atreve a contar su película de una forma completamente inusual y nada fácil que puede hacer que sea rechazada por espectadores de mente cerrada. Y es que, utilizando un formato 4:3 (imagen cuadrada), la cámara sigue en todo momento al personaje de Saul (brillante el debutante Géza Röhrig) y rara vez vemos algo más que su rostro o su escorzo, dejando todo lo que pasa a su alrededor en segundo plano, borroso y fuera de campo. Aunque alguna vez vemos su punto de vista, el hecho de dejar el resto a la imaginación del espectador resulta de lo más potente y aún más escalofriante, si cabe, si pudiéramos verlo de verdad. Escuchamos gritos, explosiones, disparos, vemos humo y sombras, todo junto al rostro determinado de Röhrig y su odisea para conseguir huir.
3. ‘Inside Out’ de Pete Docter
Imaginad una sala con capacidad para 3.000 personas, y ahora hacedlo llena de periodistas cinematográficos de todas partes del mundo, sesudos, intelectuales, de esos a los que o les pones una película checa en blanco y negro sobre el existencialismo o no consigues su beneplácito. Ahora, imagina que se proyecta ‘Inside Out’, la nueva película de Pixar, que dirige Pete Docter. ¿Qué puede pasar? Pues una de las mayores ovaciones en un pase de prensa de esta edición y muchas carcajadas y lágrimas. Yo estaba entre ellos, y es que Pixar nos trae ‘una de las buenas’. Una de las películas más conmovedoras sobre el paso de la niñez a la adolescencia contada de forma originalísima y con la ternura y las risas que sólo Pixar sabe ofrecernos.
En ‘Inside Out’ conocemos a Riley, una niña de 9 años que debe dejar su ciudad natal para mudarse a San Francisco con sus padres y, como todos, es guiada por sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza. Éstas viven en Cuarteles Generales, el centro de control dentro de la cabeza de Riley, desde donde la ayudan y aconsejan a lo largo de su día a día. Ahora deben adaptarse a su nueva vida, y aunque Alegría, la emoción principal, intenta mantener la calma y ser positiva, el resto de emociones choca y crea algo de caos a la hora de decidir cómo Riley debe afrontar su cambio de casa, de escuela y despedirse de sus mejores amigos. De forma originalísima, la cinta nos habla de las emociones y de cómo no es malo sentirse triste y angustiado, porque eso nos va a ayudar a crecer, evolucionar y ser más fuertes. Una maravilla.
4. ‘Carol’ de Todd Haynes
Fue una de las películas que más estremecieron a la prensa que en seguida la clasificó como uno de los mejores films de la década. Un poquito exagerado, porque, en mi opinión, a ‘Carol’ de Todd Haynes le falta ser menos convencional, un poco más arriesgada y con un poco más de alma. Aún así, la cinta que protagonizan las sobrias Cate Blanchett y Rooney Mara (se alzó con el premio ex-aequo a la mejor interpretación femenina en Cannes), es una muy buena película, delicada, sutil, contenida. Basada en una novela de Patricia Highsmith, la película de Haynes cuenta una historia de dos mujeres que se enamoran en el Nueva York de los años 50, y la contención y el rol de la mujer en la sociedad de la época se nos muestra de forma sublime.
En la película conocemos a Therese Belivet, una joven con grandes ambiciones pero que trabaja en una tienda de juguetes para salir adelante y sale con Richard, un joven al que no quiere. En un aburrido día de trabajo se topa con la elegante Carol, con la que tiene una complicidad especial. Pronto, ambas mujeres comenzarán a entenderse y empezarán una relación que hará tambalear los cimientos de sus vidas convencionales e infelices, arriesgando a perderlo todo.
5. ‘Les deux amis’ de Louis Garrel
A esta le tenía especial interés debido a mi idolatría a la familia Garrel y el debut en el largo de Louis Garrel (hijo de Philippe y, hasta ahora, actor) no podía llamarme más la atención, teniendo en cuenta lo muy interesantes que me habían parecido sus pinitos en el mundo del cortometraje. De hecho, ‘Les deux amis’ recuerda algo a su último corto, ‘La règle de trois’, al hablar sobre un triángulo amoroso y por contar con los mismos actores: la iraní Golshifteh Farahani, Vincent Macaigne y el propio Louis Garrel. Como si fuera una versión moderna de ‘Jules y Jim’ de François Truffaut y manteniendo mucho de ese espíritu de la Nouvelle Vague, y a las gamberradas de Antoine Doinel, en el que a los héroes (o anti-héroes) les pasa de todo por amor, ‘Les deux amis’ termina siendo un agradable y nostálgico retrato sobre la amistad, el amor y la traición.
Tierna y divertida, ‘Les deux amis’ nos presenta a Clément, un melancólico figurante de cine, que está enamorado de Mona, vendedora de bocadillos en la Gare du Nord de París. Ella tiene un secreto que hace que sea misteriosa e impenetrable, pero Clément convencerá a su mejor amigo Abel para que le ayude a conquistarla. El único problema es que 3 nunca fue un número muy cómodo. Sin duda, la ópera prima del primogénito de Philippe Garrel no es redonda ni perfecta y se nota la inexperiencia, pero se ven las ganas, la pasión por el cine y, sobre todo, el comienzo de crear un estilo propio como director. Eso ya es más que remarcable.
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