2 fotógrafos con los que viajar: Chris Burkard
En el último post os hablaba del compañero de viaje perfecto, pero no del destino ideal para los amantes de la fotografía. ¿Dónde os iríais vosotros? A escuchar el rubor del mar, los pájaros susurrar, a una playa con dunas infinitas o a la montaña más alta del mundo. El fotógrafo que os traigo esta semana lo tuvo muy claro a la hora de buscar su rumbo y no se rindió hasta encontrar el punto más aislado del planeta, que casualmente es uno de los más fríos también. El artista de esta semana no ha perdido la sonrisa todo y está nadando en las aguas más frías del mundo. Sin duda alguna, es de los que me llevaría de guía en la maleta, por su afán de aventuras y lo que ha aprendido con ellas.
En nuestro caso, la aventura empieza aquí. ¿Listos? Empezamos a lo salvaje con José González (play) y el norte de Noruega.
Noruega, Chris Burkard
Démosle la bienvenida a nuestro guía, Chris Burkard, artista y fotógrafo autodidacta de 29 años de la costa central de California.
Todo empezó con el surf, que no es extraño sabiendo de dónde viene, y continuó con la fotografía de viajes. Eso sí, el océano ha sido su mayor inspiración dondequiera que estuviera.
Entre sus clientes encontramos a Apple, Volkswagen, Sony, The North Face y Visit Norway, entre muchos otros, y entre sus premios encontramos dos dignos de mención, los que recibió por parte de Redbull, Illumeaward (2010) y Spirit Award (2013). Sin olvidarnos de que el año pasado publicó su propio libro bajo el título “High Tide”, una recolección de fotografías de sus últimos viajes desde Rusia hasta el Caribe, y “The boy who spoke to the Earth”, un cuento infantil que trata sobre disfrutar la naturaleza en su plenitud y encontrar el placer en viajar.
Alberta Lake (Canadá), Chris Burkard
Suiza, Chris Burkard
Islandia, Chris Burkard
Pero, en el caso de Burkard, la aventura no comenzó con una cámara en las manos, sino dejando su trabajo a los 19 años para dedicarse de pleno a fotografiar a surferos. Pero si hay algo que el fotógrafo lleva mal es la rutina. No tardó mucho en necesitar un cambio en su vida, romper con las ya conocidas playas tropicales, así que se lanzó en búsqueda de las aguas más remotas, salvajes y peligrosas en las que surfear y fotografiar. Se dirigió a los últimos sitios tranquilos de la Tierra para sentirse en conexión con el mundo, algo que no podría conseguir en una playa abarrotada de gente.
Noruega, Chris Burkard
Nueva Zelanda, Chris Burkard
Cuando os dije que se iba a sitios remotos, no os lo decía por decir. En algunos casos, Chris y su equipo tuvieron que coger helicópteros para llegar a un bote que los llevaba a su destino final. Si ya era un reto llegar hasta allí, imaginaros todo lo demás.
Para empezar, el hecho de llegar al destino sin ayuda y con nieve hasta los tobillos, y, para continuar, ir por la orilla apartando trozos de hielo para poder surfear en unas aguas cuya temperatura no quiero ni imaginarme.
Nos cuenta que en algunas ocasiones se planteó salir del agua, pero se repitió a sí mismo una y otra vez que no había llegado hasta allí para irse; no era una opción. ¿Sabéis lo mejor? Burkard no perdió la sonrisa en ningún momento, ni cuando tenía los dedos tan congelados que el hecho de moverlos para pulsar un botón y tomar la fotografía era toda una odisea.
Así que podríamos decir que, en cada imagen, Chris nos regala un pedacito de él, quizás ya no tan emocionalmente, sino físicamente.
“That moment made me realize that every photograph is precious”.
Noruega, Chris Burkard
Noruega, Chris Burkard
Noruega, Chris Burkard
En la charla que dio para TED también nos regaló una parte de él. Nos recordó a los fotógrafos que la cámara es sólo una herramienta, que lo que es más importante es cómo tú miras el mundo. Nos dio un consejo, el de identificar un estilo propio que nos represente bien y desarrollarlo. Y, finalmente, nos explicó la clave de su éxito:
“Hard work and passion. Curiosity and willingness to explore and be open to opportunities”
Viajar le cambió la vida, le abrió los ojos a un mundo que no creía que realmente pudiera existir. Un mundo en el que entendió que no hay atajos para conseguir la felicidad. Un mundo en el que no todos lo que buscan están perdidos.
“Anything that is worth pursuing, it’s gonna require us to suffer just a little bit”
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